Colindancias 10 / 2019, 187-200

 

 

Mihai Enăchescu

Universidad de Bucarest

 

 

Pérdida y reemplazo de arabismos

en español: enfermedades y afecciones de la medicina medieval

Recibido: 24.09.2019 / Aceptado: 19.11.2019



 

 

 

0.   Introducción

En la historia de la lengua española, un capítulo aparte lo representa la influencia árabe. El elemento árabe constituyó la capa más importante del léxico español hasta el siglo XVI, después del elemento latino (cfr. Lapesa 1986: 133).

Después de la pérdida de la influencia política y cultural árabe, muchos arabismos caen en desuso y son sustituidos por vocablos provenientes, en su mayor parte, del latín, por vía culta, entre los siglos XV y XVII.

La creciente actitud negativa para con el mundo islámico que caracteriza el tardío Medioevo español acaba por alcanzar el vocabulario de origen árabe. […] Con los nuevos gustos y modos de la época prerrenacentista muchos aspectos de la cultura material heredada de los vecinos musulmanes quedaron desfavorecidos. En el plano lingüístico se ve el inicio del lento proceso de la eliminación de muchas palabras de origen árabe, algunas de las cuales, aunque desechadas de la lengua general, han sobrevivido en dialectos regionales y/o en el judeo-español. (Dworkin 2013: 648-649).

 

La entrada de latinismos en español se produce masivamente entre los siglos XV-XVII. Así, en el siglo XV se incorpora más del 30 %; en el siglo XVI, un poco más del 16 %; al igual que en el XVII (cfr. Reinheimer Rîpeanu 2004: 36). La incorporación de latinismos no supone necesariamente la eliminación de palabras de otros orígenes; muchas veces el latinismo cubre una necesidad de lenguajes especializados o un vacío conceptual. Sin embargo, el recurso al cultismo latino no es la única posibilidad; también se recurre a términos creados por mecanismos internos como la derivación o composición, o bien a préstamos de otros idiomas (cfr. Penny 2006: 296).

 

1.  Denominaciones de enfermedades

Hemos elegido estudiar este campo de enfermedades y afecciones, dado que presenta cambios muy importantes en cuanto a las palabras de origen árabe. De las 11 palabras que se usaban en la Edad Media para designar distintas enfermedades, solamente una se mantiene con el mismo significado, el resto ha sido eliminado o sustituido por otras voces, debido a los cambios experimentados por la sociedad hispánica de aquellos tiempos.

[...] the loss of much Arabic medical terminology in the early modern period reflects the growing predominance of the newly rediscovered Graeco-Latin medical tradition and its technical vocabulary at the expense of the local Arabic tradition, as well as the Europeanization of early-modern Spanish society. (Dworkin 2012: 111).


 

El número elevado de arabismos presentes en este campo nos indica por sí mismo “la supremacía alcanzada por la medicina árabe en la Península durante la Edad Media” (Maíllo Salgado 1998: 67).

Para el inventario de los arabismos1 hemos recurrido a fuentes clásicas, como la Historia de la lengua española de Rafael Lapesa (1986); el Dictionary of Arabic and Allied Loanwords, escrito por Federico Corriente (2008); junto a Los arabismos del castellano en la Baja Edad Media, de Maíllo Salgado (1998); y A history of the Spanish lexicon. A linguistic perspective, de Steven N. Dworkin (2012).

En primer lugar, haremos una presentación de las voces que se refieren a enfermedades y afecciones, indicando el origen, el significado actual según la última edición del diccionario académico (DLE) y el número de ocurrencias en el CORPES XXI, corpus que comprende textos del siglo XXI para comprobar su uso en el español actual, corroborándolo con los datos del CREA.

En segundo lugar, analizaremos la supervivencia o la pérdida de estos términos, mencionando el término que ha desplazado el arabismo, o bien los cambios semánticos que ha sufrido a lo largo del tiempo. Separaremos, allí donde sea el caso, los significados del mismo significante en lexemas diferentes. No nos proponemos hacer un análisis pormenorizado de la historia de cada una de estas palabras, sino que intentamos llevar a cabo un primer acercamiento al tema, con el propósito de que este trabajo sea un punto de partida para desarrollos posteriores. Incluiremos en el análisis datos estadísticos sacados del Corpus del Nuevo Diccionario histórico (CDH), un corpus que preferimos a CORDE por ser más comprehensivo y por permitirnos extraer datos estadísticos más relevantes.

 

1.  1. Adivas

Proviene del. ár. ḏí’ba2, ‘inflamación de garganta en las bestias’, atestiguado por primera vez en el siglo XIII (DCECH: I, 56). Según el diccionario académico (DLE), se trata de “cierta inflamación de garganta en las bestias”. No se registran ocurrencias en el CORPES XXI ni tampoco en el CREA.


1 Hemos intentado incluir en este trabajo solamente aquellos arabismos que han gozado de cierto uso en castellano, por esporádico que haya sido. El número de arabismos de este campo sería mayor, según los datos proporcionados por Vázquez de Benito y Herrera (1989). Sin embargo, muchos de los arabismos presentes en su trabajo son hápax, así que no los incluimos aquí. Por otra parte, cualquier omisión de algún término, que debería estar presente según los criterios presentados, se debe exclusivamente al autor de este trabajo.

2 Según el DLE, el étimo sería el ár. clásico. aḏḏībah, ‘loba’, antigua designación de esta

enfermedad.


 

 

1.2.   Ajuagas

Según el DLE, procede del ár. hispánico aššuqáq, y este del ár. clásico šuqāq. Según Corominas, el origen de esta palabra es incierto, pero de procedencia árabe (DCECH: I, 98). Cita como variante más probable a Dozy, quien propone como étimo šuqáq, ‘grieta que se hace en los cascos de las caballerías’ (Glossaire: 220, citado por DCECH: I, 98), solución indicada también en el DLE. La primera documentación se remonta al siglo XIII, bajo la forma axuague. Se trata, según la definición del DLE, de una “especie de úlceras que se forman en los cascos de las bestias caballares”. En los corpus analizados (CORPES XXI y CREA) no hemos encontrado ninguna ocurrencia.

 

1.3.   Albarazo

Su étimo es el ár. hispánico baráṣ, ‘lepra blanca’ (ár. bāraṣ), documentado en 1251 bajo la forma albarraz (DCECH: I, 114). Tiene dos significados relacionados con nuestro campo, según el DLE. El primero es una afección de los caballos, “enfermedad de las caballerías caracterizada por manchas blancas en la piel”, y la segunda humana: “especie de lepra”. No hay ningún ejemplo en los corpus analizados.

 

1.4.   Alferecía

El DLE indica como origen de esta voz el ár. hispánico alfaliǧíyya, este del ár. clásico fāliǧ, y este del gr. ἀποπληξία, ‘parálisis’. Según el DCECH, tiene un origen incierto, probablemente fruto de una confusión popular entre las locuciones árabes an-nâr al fārisîya, ‘erisipela’ y al-‘ílla al-fāliğîya, ‘apoplejía’, documentado en 1555 (I, 153-154). Según el DLE, es una “enfermedad caracterizada por convulsiones y pérdida del conocimiento, más frecuente en la infancia, e identificada a veces con la epilepsia”. Aparece en 7 casos en 6 documentos en el CORPES XXI, 4 de estos en textos de España. En el CREA aparece en 13 casos de 9 documentos, 12 de estos en España. Veamos un ejemplo reciente sacado del CORPES XXI.

 

Fran. (Cambiando el tono.) Lo de mago te enloquece, elucubras en exceso. Te lo pedí por un día para llevar a mamá a entender que es provechoso el negocio de las charlas. Pero con tanta alegría te lo has tomado que temo que te dé una alferecía. (Abel González Melo. Ataraxia: comedia en tiempo de treta. Cuba, 20083)


3 Si el ejemplo pertenece a un texto procedente de América, se indicará el país donde se ha publicado. Si no aparece ninguna mención, significa que el texto proviene de España.


 

1.  5. Alfombrilla

Es un derivado a partir del antiguo alfombra, ‘erupción cutánea’, y este del ár. ḥúmra, ‘rojez, rubicundez’, derivado de áḥmar, ‘rojo’. Su primera documentación es del año 1438, bajo la forma alfombra; la forma alfombrilla aparece recogida en Autoridades (DCECH: I, 156). Es una “erupción cutánea, que se diferencia del sarampión por la falta de los fenómenos catarrales” (DLE, s.v.). No se encuentran ocurrencias en el corpus del siglo XXI con este significado. En el CREA, sin embargo, hay dos ejemplos de dos documentos con el significado médico, uno de España y otro de Panamá. En uno de estos ejemplos aparece al lado de su sinónimo más usado, rubéola.

 

Durante la Semana Santa, una paciente asistió para recibir los servicios médicos y el médico de turno con solo mirarla le diagnosticó rubéola o alfombrilla. No hubo exámenes de nada. (“A paso de tortuga”. El Siglo. Panamá, 1997)

 

1.6.   Algafacán

Registrado por última vez en el DRAE 1984, procede del ár. al-fafaqan, ‘palpitación’ (cfr. NTLLE). No aparece en el diccionario etimológico de Corominas, pero Corriente indica que proviene del árabe andalusí alxafaqán, ‘dolor de corazón’ (2008: s.v.). El significado, según DRAE 1984, es, precisamente, “dolor de corazón”. No se registran ocurrencias en ninguno de los dos corpus.

 

1.7.   Aliacán

Se remonta al ár. yaraqān, ‘ictericia’, documentado en 1548. Es voz exclusiva de las hablas más orientales, según el DCECH (I, 168). Se trata de una “ictericia (coloración amarilla de la piel)”, según el DLE, y parece estar fuera de uso en el español actual, debido a la falta de ocurrencias de los corpus.

 

1.8.   Botor

Proviene del ár. buṯūr, plural de baṯr, ‘grano, pústula’; su primera documentación es del año 1495 (DCECH: I, 645-646). Para su definición, el diccionario académico nos remite a otra entrada, buba, que es un “tumor blando”. No se encuentran ocurrencias en los corpus.

 

1.9.   Gafedad

Es un derivado de gafo, con origen incierto según el DLE. Sin embargo, el DCECH apunta que procede probablemente del ár. qa’fa, ‘contraída, con los dedos doblados’. Se atestigua a principios del siglo XIII la forma gafo, y hacia 1275


 

 

el derivado gafedad (III, 17). Según el diccionario académico, es una “lepra en que se mantienen fuertemente encorvados los dedos de las manos, y también, a veces, los de los pies”. No se documentan ejemplos en el CORPES XXI ni en el CREA con este significado.

 

1.10.   Jaqueca

Viene del ár. šaqīqa, ‘mitad, lado de la cabeza’, ‘jaqueca’, derivado de šaqq, ‘hender, dividir’. Su primera documentación es de 1438, bajo la forma axaqueca. Es voz frecuente y de uso popular (DCECH: III, 492). Según el diccionario académico, es un “dolor de cabeza recurrente e intenso, localizado en un lado de la cabeza y relacionado con alteraciones vasculares del cerebro”. Es muy usual actualmente, como lo indican los 394 casos en 277 documentos, de los cuales 129 en España, presentes en el CORPES XXI. Es muy frecuente también en el CREA, con 210 ocurrencias de 126 documentos, y 127 casos registrados en España. Veamos un ejemplo actual:

 

El diagnóstico que le dieron en la clínica Lircay fue claro: Catalina sufrió un traumatismo encefalocraneano cerrado que la tuvo aquejada de fuertes jaquecas y mareos de los que recién se recupera. (Gabriela García. “Bomberos golpeados”. Sábado. Suplemento El Mercurio. Chile, 2016)

 

1.11.  Zaratán

Tiene su origen en el ár. saraṭān, ‘cangrejo, cáncer’, documentado por primera vez en 1475 (DCECH: VI, 846). Según el DLE, es un “cáncer de mama en la mujer”. No se registran ejemplos en el CORPES XXI. En cambio, en el CREA aparecen 7 ejemplos en 3 documentos, 2 en España y 5 en México. A continuación puede verse uno de estos ejemplos:

 

Vivía rodeada de ensalmadores y exorcistas y de unos fanáticos médicos ineptos, y murió en 1696 a consecuencia de un avanzadísimo zaratán, o sea, cáncer de mama, que con un pudor mal entendido había ocultado a los médicos durante mucho tiempo. (Néstor Luján. Los espejos paralelos. 1991)

 

2.   Arabismos supervivientes

2.1.   Jaqueca

El único arabismo usado en la actualidad es jaqueca, voz usual a lo largo de las distintas épocas a las que venimos refiriéndonos. Según los datos del Corpus del Nuevo Diccionario histórico (CDH), hay 871 ocurrencias, y de estas, 671 registradas en España. Hay 21 casos en el siglo XV, 93 durante los siglos XVI-XVII, 46 en el XVIII, 194 en el XIX y 517 en el XX. Cabe mencionar, además, que el primer ejemplo del corpus


 

es de un texto fechado antes de 1429, por lo tanto, una fecha anterior a la propuesta en el DCECH (1438).

Del dolor de cabeca & enla xaqueca que es dolor dela meytat dela cabeça & en otras

enfermedades del çelebro. (Alfonso Chirino. Menor daño de la medicina. a1429)

 

A pesar de su uso constante a lo largo del tiempo, debemos mencionar a dos competidores de origen latino; uno de estos sinónimos es bastante usado en la actualidad.

Migraña, forma semipopular, viene del lat. tardío hemicranĭa, y este del gr. ἡμικρανία, (DLE: s.v.). Su primera documentación data del año 1494, según el CDH. Hay 208 casos en 76 documentos, 153 en España. Aparece en el siglo XV con 2 ejemplos, los 206 restantes se dan durante el siglo XX, cuando se convierte en sinónimo y competidor de jaqueca.

Por otra parte, el cultismo hemicránea tiene el mismo origen, es decir, el lat. tardío hemicranĭa, que a su vez deriva del gr. ἡμικρανία, influido en su forma por cráneo. (DLE: s.v). Su primera documentación es, igualmente, anterior a jaqueca, puesto que se trata de un documento del año 1254. Pese a su antigüedad, parece no haber sido nunca vocablo usual en español. Se registran 16 casos en 10 documentos, de los cuales 15 en España. 4 ejemplos se atestiguan durante los siglos XIII-XV, uno en el XVI, 2 durante el XIX y 9 en el siglo XX.

 

3.   Arabismos desaparecidos

3.1.   Adivas

Hay escasa documentación en el corpus CDH. Aparecen un total de 5 casos en 3 documentos4 durante los siglos XIII-XV. Está incluido en el Vocabulario español- latino de Nebrija (1495): “Adivas de bestia. angina .ae5.

Fazese a los cavallos una malautia quel dizen algunos omnes adivas & fazese de sobrehabundancia de sangre. Et ay algunos omnes que catan esta dolençia en el cuello […] (Libro de los caballos. c1275)

 

3.2.    Ajuagas

Se encuentran 12 casos en 6 documentos, de los cuales 11 ocurrencias en los

siglos XV-XVI (1431-1572); la última se da en 1889.

 

Fazese a los cavallos una enfermedat que le dizen axuagues. Esto se faze de ayuntamiento

de malos humores […] (Libro de los caballos. c1275)


4 Hemos excluido las ocurrencias de su homónimo adiva, ‘chacal’.

5 El ejemplo está sacado del CDH.


 

 

4.   Arabismos reemplazados por otras palabras

4.1.   Cultismos de origen latino

4.1.1.   Albarazo(s) vitíligo

Albarazo no parece haber sido palabra muy usual en español, tal y como nos lo indican los 52 casos presentes en 13 documentos, con 43 casos en España. Hay 3 ejemplos del siglo XIII, 25 del XV, 5 del XVIII, 2 del XIX y 17 del XX.

Existe asimismo cierta confusión con respecto a su significado. En árabe se refería a la lepra, pero en castellano pasó a significar un vitíligo, que podía ser blanco o negro (cfr. Vázquez de Benito y Herrera 1989: 119-120). En los textos predomina el significado ‘vitíligo’, pero también puede aparecer el de ‘lepra’, a veces en el mismo texto, según se puede comprobar en los ejemplos que siguen, extraídos del mismo texto.

 

Albarazos: son manchas blancas, á pardiscas en la piel.

Es útil á los leprosos, y que padecen flema salada, como empeynes, morfeatina, y albarazos, comidas sus ojas cocidas, ó crudas y tráz de ellas se toma suero de leche. (Pedro Montenegro. Materia médica misionera. 1710).

 

Su reemplazo vitíligo proviene del lat. vitilīgo ‘mancha blanca en la piel’ (DLE: s.v.), documentado por primera vez en 1490 (CDH), donde aparece junto a su sinónimo albarazo (albarraz en el texto).

 

Vitiligo. nis. es mancha blanca enel cuerpo del ombre. albarraz. (Alfonso de Palencia.

Universal vocabulario en latín y en romance. 1490)

 

En el corpus se dan 29 casos en 12 documentos, de los cuales 23 en España. Hay un ejemplo del siglo XV, 2 del XVI y 26 del siglo XX. Parece ser una voz poco común debido a su carácter especializado.

 

4.1.2.    Alferecía epilepsia

Alferecía aparece en 113 casos en 78 documentos, de los cuales 104 casos se localizan en España. Aparecen 8 casos en el siglo XIII, 51 durante los siglos XVI- XVII, 11 en el XVIII, 10 durante el XIX y 33 en el XX. No se puede considerar como una voz arcaica todavía, pero está perdiendo terreno frente a su competidor epilepsia.

Por su parte, epilepsia, procedente del lat. tardío epilepsĭa, y este del gr. ἐπιληψία, literalmente ‘ataque’ (DLE). Esta voz aparece documentada de forma bastante temprana, concretamente en 1379. Está abundantemente documentada en el corpus,


 

según lo indican las 958 ocurrencias en 277 documentos, de las cuales 719 en España. Hay 155 casos durante los siglos XIV-XV, 57 durante los Siglos de Oro, 54 en el XIX y 679 en el XX.

 

4.1.3.    Alfombrilla roséola / rubeola

Hay 29 ocurrencias de alfombrilla en 18 documentos, lo que nos indica su escaso uso. De estos, 3 ejemplos corresponden al siglo XVII, 5 al XVIII, 13 al XIX y 8 al XX. En el ejemplo siguiente se pueden apreciar las distintas denominaciones de esta enfermedad.

 

Alfombrilla (roséola, rubéola, sarampión alemán).– En esta enfermedad, que se supone debida a un virus filtrable, el período de incubación es largo [...] (Gregorio Marañón. Manual de diagnóstico etiológico. 1943)

 

Rubeola es un derivado del lat. rubeus, ‘rojo’. En el corpus se documentan 108 casos en 52 textos, 73 en España. Hay 3 casos del siglo XIX y el resto de 105 son del siglo XX.

Roséola es un derivado del lat. roseus, ‘rosado’. Menos usado que rubeola, figura en el corpus en 23 casos en 4 documentos, y de estos, 22 en España; hay 2 ejemplos del XIX y 21 del XX.

Sin embargo, parece ser que no se trata de la misma enfermedad, sino de una confusión terminológica entre dos afecciones parecidas, hecho señalado en un texto procedente del corpus.

 

Los autores extranjeros describen dos erupciones completamente distintas como son la rubeola y roseola, imposibles de distinguir si no es por la causa productora. (Ecequiel Martín de Pedro. Manual de Patología y clínica médicas. 1876)

 

4.1.4.    Botor apostema / absceso

Botor aparece definido en el Vocabulario de Nebrija: “botor: buva, deviesso; abscessu, apostema” (CDH). Se empleaba todavía en el XVII, nos informa el DCECH (I, 645-646), pero su documentación en el CDH es escasa, con tan solo 18 ejemplos en 6 documentos, solo de España. De estos, 12 aparecen durante los siglos XIV-XV y 6 durante los siglos XVI-XVII, para desaparecer luego. Tiene dos posibles reemplazos cultos.

Apostema, del lat. apostēma, y este del gr. ἀπόστημα, ‘absceso’ (DLE), documentado por primera vez en 1254, tiene una presencia impresionante en el corpus, con 3115 ocurrencias en 143 documentos, de los cuales 2994 en España. La mayoría de los


 

 

casos se dan durante la Edad Media (siglos XIII-XV, 2320) y los Siglos de Oro (siglos XVI-XVII, 655). Su uso decrece luego de manera espectacular: 73 casos en el XVIII, solamente 6 en el XIX y 61 durante el siglo XX.

Absceso proviene del lat. abscessus, ‘tumor’ (DLE), derivado de abscedere, ‘alejarse’ (DCECH II, 12-13). Documentado por primera vez en 1732, según los datos del CDH, se registran 785 ocurrencias en 91 documentos, de los cuales 650 en España; existen 7 casos del siglo XVIII, 17 del XIX y 761 del siglo XX, cuando conoce un auge espectacular.

 

4.1.5.    Gafedad lepra

Gafedad aparece en 111 ocurrencias en 31 documentos del corpus analizado, la cuasi totalidad (110) en textos de España. La mayoría de los ejemplos (104) provienen del periodo medieval (siglos XIII-XV), pero su vitalidad decrece posteriormente de forma brusca: 4 casos durante los siglos XVI-XVII, un solo ejemplo del XVIII, y 2 del XX. A partir del siglo XVI se impone lepra frente a gafedad, gafeza y gafez (NDHE: s.v.). El término parece todavía conocido a principios del siglo XX, aunque aparecen en el mismo contexto varios sinónimos, para esclarecer su significado.

 

[...] una leprosería ó asilo de leprosos donde hallarán cristiana acogida los desgraciados que padezcan aquella horrible enfermedad, llamada también elefantiasis de los griegos, gafedad y mal de San Lázaro. (F. León. “Sección obrera”. La Lectura Dominical. Madrid, 21/06/1903)

 

Lepra proviene del latín lepra, y este del griego lépra, documentado hacia el año 1200. Se atestigua profusamente, compitiendo con gafedad, gafeza y gafez, hasta que se impuso a partir del siglo XVI (NDHE: s.v.). Hay 1781 ejemplos en 578 documentos, de los cuales 1489 en España. Así, se dan 582 casos durante los siglos XIII-XV, 418 durante los siglos XVI-XVII, 48 en el XVIII, 159 en el XIX y 574 durante el XX.

 

4.1.6.    Zaratán cáncer

Zaratán aparece en el corpus en 190 casos en 42 documentos, de los cuales 104 en España y 84 en México. Hay 8 ejemplos del siglo XV, 116 durante los siglos XVI-XVII; su uso decrece bruscamente en el XVIII, con un solo ejemplo, y luego se recupera parcialmente: 50 casos en el XIX y 15 en el siglo XX.

Nebrija lo registra en su Vocabulario: “çaratan, enfermedad; carcinoma” (CDH), pero desde el principio rivaliza fuertemente con su sinónimo latino cáncer.

The Arabism zaratán ‘a type of small tumor’, recorded in scattered fifteenth-century medical treatises (DETEMA: s.v. zaratán) and in a handful of early modern texts (CORDE) was far overshadowed by the Latinism cáncer. (Dworkin 2012: 98)


 

Cáncer, que procede del lat. cancer, ‘cangrejo’, está abundantemente registrado en el corpus, puesto que hay 7559 casos en 1944 documentos, de los cuales 5957 en España. Es muy frecuente ya a partir de la Edad Media (743 casos durante los siglos XIII-XV); su uso sigue siendo constante durante los siglos XVI-XVII, con un total de 513 casos, 81 casos en el XVIII, 167 en el XIX y 6095 en el XX.

 

4.2.    Derivados y compuestos

4.2.1.     Alferecía gota caduca / gota coral / morbo comicial / morbo caduco

Gota caduca tiene poca presencia en el corpus, con solamente 6 casos en

2 documentos, todos ellos del siglo XV.

Gota coral, en cambio, parece haber sido un verdadero competidor de alferecía. Aparece en 232 casos en 94 documentos, de los cuales 212 en España; hay 34 ejemplos del siglo XV, 150 de los siglos XVI-XVII, 15 del XVIII, 6 del XIX y 27del siglo XX. Parece tratarse de una voz propia de Castilla.

 

Y assí los endemoniados, ¿qué otra cosa es el mal que padecen muchas vezes, sino una alferecía, o como llaman en Castilla, gota coral?, (Jerónimo de Huerta. Traducción de los libros de Historia natural de los animales de Plinio. 1599)

 

Morbo caduco se registra por primera vez en la Estoria de Espanna de Alfonso X; sus testimonios se concentran en la etapa medieval y en los Siglos de Oro (NDHE:

s.v. morbo). Hay 29 casos en 17 documentos, solo de España; 18 ejemplos son del periodo medieval (siglos XIII-XV), 10 de los Siglos de Oro (XVI-XVII); desaparece en el XVIII, cuando se da un último caso.

En cuanto a morbo comicial, su denominación se explica porque en Roma era enfermedad muy temida por ser de mal agüero si se producía en tiempo de comicios: se atestigua desde 1490, en el Universal vocabulario en latín y en romance de A. Fernández de Palencia (NDHE: s.v. morbo). Existen tan solo 6 casos en 6 documentos, 5 de estos en España. El primer ejemplo es del siglo XV, 4 de los siglos XVI-XVII y uno del XVIII.

 

4.2.2.     Alfombrilla sarampión alemán

Sarampión alemán no parece ser una alternativa real para alfombrilla, debido a su carácter popular, a diferencia de rubeola o roséola. Hay escasa documentación en el corpus, con solamente 3 casos en 3 documentos, todos del siglo XX.


 

 

4.2.3.    Algafacán dolor de corazón

No se registran ocurrencias de algafacán en el corpus CDH, aunque sí aparece en el Cancionero de Baena.

 

Que después que me partí / de vos, llegando aquí, / en mi casa adolesçí / yo sofriendo mucho afán / con dolor de algafacán (Villasandino: 150, vv. 8-9, citado por López Quero 2010: 569)

 

La voz pasa por un cambio semántico; en árabe significaba ‘palpitación’, mientras que en castellano pasa a ser ‘flaqueza de corazón’. Pronto se vuelve anticuada: Nebrija ya no la registra, como tampoco Covarrubias, ni Autoridades (cfr. Maíllo Salgado 1998: 253). Aparece en el DRAE 1956 y se conserva hasta 1984 (NTLLE).

Su reemplazo, dolor de corazón, es un sintagma de uso más bien popular, no científico, y que puede aparecer en contextos sin ninguna referencia al significado médico de este compuesto.

 

4.2.4.    Aliacán – ictericia / morbo regio

Aliacán tiene poca presencia en el corpus, con solamente 6 ejemplos en 4 textos, solo de España; 4 ejemplos son del siglo XV y dos del siglo XX.

Ictericia, un derivado de ictérico, que procede del lat. icterĭcus, y este del gr. ἰκτερικός (DEL: s.v.), está documentado en fecha muy temprana, en un documento de 1250, lo que significa que aliacán no pudo arraigarse en castellano al haber encontrado una palabra ya en uso. En el corpus analizado se dan 900 casos en 149 documentos, de los cuales 807 en España; 15 son del periodo medieval (siglos XIII-XV), 43 de los siglos XVI-XVII, 19 del XVIII, 45 del XIX y 778 del siglo XX.

Morbo regio, por otro lado, se atestigua desde 1578, en el Tratado de las drogas y medicinas de las Indias Orientales, de C. Acosta (NDHE: s.v. morbo). Pese a esto, su presencia en el corpus es escasa, con solo 3 casos en 3 documentos, solo de España, de los siglos XVI y XVII.

 

4.2.5.    Botor buba(s)

Buba es un derivado regresivo de bubón, que proviene del gr. βουβών, ‘tumor en la ingle’ (DLE: s.v. bubón), documentado por primera vez hacia 1400, según los datos del corpus. Es una palabra muy usual en español, ya que hemos encontrado 635 ejemplos en 200 textos, de los cuales 493 en España. Repartidos por épocas, hay 43 casos en los siglos XIV-XV, 427 durante los siglos XVI-XVII, 30 en el XVIII, 10 en el XIX y 125 en el siglo XX.


 

4.2.6.     Gafedad mal de San Lázaro / elefantiasis de los griegos

Los otros sinónimos de gafedad, salvo lepra, no parecen haber gozado de mucha vitalidad y no aparecen en muchos contextos, probablemente debido también a su carácter popular.

Mal de san Lázaro aparece en 16 casos en 11 documentos, y de estos, 11 en España. 12 ejemplos son de los siglos XVI-XVII y 4 del XVIII; posteriormente desaparece de los textos.

En cuanto a elefantiasis de los griegos, su documentación es aún más escasa, puesto que en el corpus hemos encontrado un único ejemplo, citado en el apartado 4.1.5 de este trabajo.

 

Conclusiones

Este estudio se ha centrado en 11 arabismos que designaban enfermedades en el Medioevo hispánico. De este número total, uno solo sobrevive (jaqueca), al lado de dos competidores sinónimos (migraña y hemicránea), uno de ellos escasamente usado. Otros dos (adivas y ajuagas) desaparecen por completo, y los demás vienen reemplazados por vocablos de otros orígenes. Así, hay siete términos reemplazados por cultismos latinos y seis reemplazados por derivados o compuestos.

En algunos casos, existe más de una variante de sustitución, por ejemplo: botor

buba / apostema / absceso; alferecía epilepsia / gota caduca / gota coral / morbo comicial / morbo caduco; alfombrilla rubeola / roséola / sarampión alemán y algafacán palpitación / dolor de corazón.

A pesar del inventario bastante reducido, hemos podido evidenciar cambios muy interesantes en diacronía.

 

 

Bibliografía

 

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