Colindancias 14 / 2023, 121-129
DOI: 10.35923/colind.2023.14.06
Alina-Viorela Prelipcean
Universidad Ștefan cel Mare de Suceava
La avaricia y la pobreza: reflejos lingüísticos. Vista comparativa entre el español y el rumano
Parsimony and Poverty: Linguistic Reflections. A Spanish – Romanian Comparative View
Recibido: 18.12.2023 / Aceptado: 22.01.2024
Resumen: Las
metáforas, así como las frases hechas y los modismos que matizan el lenguaje verbal, han sido los medios de
expresión favoritos para ilustrar las opiniones,
actitudes y, sobre todo, las preocupaciones del hablante. La vida del
hombre moderno gira tanto en torno a sus medios económicos
que, desde la invención del dinero como medio de comercio —que vino a sustituir
al trueque—, este se ha convertido en algo de gran interés para los individuos.
El dinero y todo lo relacionado con el aspecto material de la existencia humana
han sido añadidos
al gran repertorio de expresiones idiomáticas en el ámbito de las
lenguas, estas fórmulas familiares adaptándose a la realidad de cada época como una forma accesible y expresiva
Abstract:
Metaphors, as well as sayings and idioms which add
colour to language, have been the favourite
means of expression to illustrate the speaker’s opinions, attitudes and, above all, their preoccupations. The modern human life revolves around his economic means
so much so that, since the invention
of money as a means of trade,
which came to substitute the barter, it has become something of great interest
to individuals. Money and everything associated with the material side of the
human existence have not been left
aside, but added to the great
repertoire of idiomatic expressions in the field of
languages, with these familiar formulas de decir
verdades generales. Las frases hechas, como los modismos, transmiten
verdaderas lecciones de historia, ya que conservan impresiones de distintas
épocas, revelando diferentes influencias.
Por lo tanto, este estudio comparativo entre las dos lenguas afines (el
rumano y el español) se propone estudiar
las similitudes con respecto a las mentalidades, así como diferentes
formas de percibir la realidad extralingüística. Nuestro artículo pretende presentar
y explicar, en un enfoque comparativo-contrastivo, un
corpus de lexemas y expresiones idiomáticas extraído
de las dos lenguas, circunscrito al campo léxico del dinero;
la selección del corpus está basada en el valor moral/ético de sus elementos, tal como este se refleja en las expresiones relacionadas con la avaricia y la pobreza.
Palabras clave: expresiones idiomáticas, frases hechas, dinero,
existencia humana, estudio comparativo.
being adapted to the reality of each epoch as an approachable and expressive way of
telling general truths.
Set phrases, such as idioms, convey true history lessons as they preserve images of other bygone
times, revealing different influences. Thus, a comparative study between the two related languages (Romanian and Spanish) becomes interesting, as it reveals common mindsets as well as different ways of perceiving the
extra-linguistic reality. Our paper aims at presenting
and explaining, in
a contrastive-comparative approach, a corpus of
lexemes and idioms excerpted from the two
languages, circumscribed to the lexical field of money; the selection of the corpus was based on the moral/ethical
value of its elements.
Keywords: idiomatic expressions, set
phrases, money, human
existence,
comparative study.
“Poderoso caballero
es Don Dinero”
(Francisco de Quevedo)
Una sociedad se cimienta sobre unos valores relacionados con una vivencia determinada y una preocupación mayor de las personas de todos los tiempos ha sido el interés por la parte material, el hecho de ganar o, por lo menos, de no perder dinero. A lo largo de la historia, el dinero se ha convertido en un verdadero símbolo que recoge realidades de la vida diaria, situaciones que siempre intentamos conceptualizar mediante metáforas cotidianas, así como literarias, a través de evocaciones de palabras, con el fin de desarrollar una competencia intercultural, de descifrar experiencias vitales.
Tanto el refranero popular, como también los modismos vienen como un apoyo destinado a desarrollar el conocimiento y el contraste de culturas, siendo prueba de la infinita sabiduría de un pueblo.
Los modismos son palabras ya empleadas por otros hablantes
en similares contextos, son
viejas formas que nos ayudan a describir una situación y a influir
en el oyente mediante exageraciones, ironías o comparaciones. Con ellos
se recurre a un acto de habla
conocido anteriormente que nos proporciona la secuencia lingüística exacta para incluirla
en nuestro discurso
como una fórmula. (Prieto
2006: 5)
El discurso repetido, en todas sus formas, desde las perífrasis hasta los dichos y los refranes (Coseriu 1981: 300-302), representa uno de los retos más difíciles en el proceso de aprendizaje de idiomas, debido a la opacidad de dichas construcciones, consecuencia tanto de su sintaxis, como del uso figurado de algunos términos. El mismo uso metafórico causa, a veces, la opacidad de ciertos lexemas para los hablantes no nativos, por lo tanto, es necesario saber descubrir el verdadero significado de estos tipos de estructuras, el mensaje y la alusión contenidos en ellas.
En este artículo nos proponemos investigar, en un enfoque comparativo- contrastivo, un corpus rumano y español de lexemas y fraseologismos relacionados con la actitud subjetiva de la gente frente al caudal.
La sociedad de hoy en día suele condenar los extremos, por consecuencia estos han dado lugar a varios motivos de indagación y análisis, incluso en el campo del lenguaje; en concreto, para nuestro tema, si la generosidad y la templanza son vistas como cualidades, cualquier exageración en un sentido u otro es sancionada por la moral del pueblo, lo que se refleja en formas léxicas y fraseológicas.
Para la tipología del tacaño, o sea, de alguien que padece ansiedad cada vez que precisa gastar dinero, surgieron a lo largo del tiempo construcciones para subrayar de manera más plástica las características correspondientes. A continuación, presentaremos algunas formas lingüísticas relacionadas con la tacañería, el ahorro y la pobreza, en español y en rumano, enfatizando los elementos específicos del rumano, quizá menos conocidos en otros espacios culturales.
Como suele pasar, la expresión lingüística de los vicios goza de inventarios más amplios y plásticos que la expresión de las cualidades. De una persona que tiene un comportamiento exagerado hacia el ahorro, que escatima su dinero exageradamente, se dice que entalega, ahúcha, que es un rácano, un agarrado o un roñoso. En rumano se dice de una persona así que strânge bani la ciorap (lit. ‘amontona dinero en el calcetín’) o que pune la saltea / sarsana (lit. ‘atesora en el colchón’ / ‘fardel’). Las expresiones anteriores son bastante transparentes, ya que son copias de la realidad (Dumistrăcel
2011: 108), sin embargo, una expresión como a-şi mânca de sub unghii (lit. ‘comer desde debajo de sus uñas’) podría presentar un grado más alto de opacidad.
En la literatura rumana hay una figura emblemática del hombre tacaño o avaro, descrito a nivel expresivo como mână strânsă (lit. ‘mano apretada’), strâns la pungă (lit. ‘apretado de bolso’), zgârciob (formación expresiva derivada de zgârcit, ‘tacaño’), zgârie-brânză (lit. ‘rascaquesos’). Se trata del famoso Hagi Tudose1, apodo con el cual se suelen llamar, por antonomasia, a las personas poco generosas, que acumulan riquezas por el placer que esa posesión les produce. Con el mismo sentido se puede decir en español de alguien que es rata, que es de la Virgen del puño o que es más agarrado que un chotis, todas estas expresiones perteneciendo al registro popular. Igualmente, uno puede llamar a alguien muy tacaño bolsa de hierro, persona que tiene la mano manca, indiano de hilo negro, puño en rostro. A la persona avariciosa o pesetera se le puede llamar en rumano maţe-fripte (lit. ‘tripas fritas’, con respecto, probablemente, a la dieta basada en las opciones más baratas) o mojic (del ruso mužik, que designaba a los pueblerinos rusos); con un sentido parecido, la persona que se guía por el afán de acumular bienes materiales es el hombre codicioso o el ruin, ávido, que siente un deseo exagerado de poseer dinero o cosas; en rumano, los equivalentes pueden ser formaciones neológicas (arghirofil, con etimología griega, o avid, materialist, que no necesitan la traducción) o de épocas anteriores, como lacom [de bani], de origen eslavo, hapsân, con etimología húngara, o hrăpăreţ, un derivado del verbo de origen latino răpi, ‘raptar’, ‘capturar’, ‘cautivar’.
Por fin, existen personas que, en su deseo de no gastar mucho dinero, se contentan con comprar cosas baratas y, a menudo, de mala calidad. Se trata de gente caracterizada por el adjetivo cutre, que tiene como equivalentes el rum. calic, voz de origen ucraniano cuyo sentido original es el de ‘pobre’, o el rum. cărpănos, de etimología incierta. Hay una expresión imperativa bastante conocida que se suele utilizar en contextos informales para indicar que alguien debe pagar algo (ya sea una ronda de copas entre amigos, una deuda, un regalo), pero no parece muy motivado para hacerlo: aflojar la mosca. En rumano notamos las expresiones a se scormoni la buzunar (lit. ‘escarbar su bolsillo’) y a deznoda punga / băierile pungii (lit. ‘desanudar la bolsa’ / ‘las asas de la bolsa’); luego, con respecto a la persona que titubea constantemente ante la posibilidad de pagar la cuenta común se utiliza la expresión coloquial a avea arici la buzunare (lit. ‘tener velcro en el bolsillo’). En rumano hay
1 Personaje que aparece en la
novela corta rumana Hagi Tudose de Barbu Ştefănescu Delavrancea.
incluso un verbo para denominar la acción de regatear con el propósito de reducir un gasto
o evitarlo por completo (rum. a se ţigăni, derivado
de ţigan, ‘gitano’), formulado
como un insulto, como un estereotipo negativo
hacia el pueblo gitano, conocido
por su talento de negociador. “El refranero español recoge algunos
dichos que reflejan los mismos clichés: El
pan como hermanos y el dinero como gitanos” (Seiciuc
2010: 107), lo que alude
a la convicción de que los conocidos no devuelven los préstamos, en la
mayoría de los casos. Se trata, pues, de varios
contextos que subrayan
de manera muy plástica algunas características de las personas
que prefieren vivir
la vida sin soltar
un cuarto (rum. fără a cheltui un ban) o, dicho de otro modo, de gorra (rum. pe buzunarul
/ cheltuiala altuia, lit. ‘por el bolsillo’ / ‘el gasto de otro’). Como dice el refranero popular: No hay más pariente ni más hermano que un peso en la mano; Sin bolsa llena ni rubia ni morena o El dinero es tu mejor amigo, No hay compañero como el dinero (rum. Cel mai bun prieten al omului e banul / punga, ‘El mejor amigo del hombre es el dinero / la bolsa’). Lejos de las corrientes modernas de la correctitud política, algunas expresiones tradicionales conservadas en las dos lenguas aportan, además de las referencias concretas a ciertas nacionalidades o religiones, connotaciones negativas derivadas de
los clichés y prejuicios arraigados en la mentalidad del pueblo:
El antisemitismo popular, fundado en las
diferencias religiosas y en las de
costumbres y alimentado por el antisemitismo oficial eclesiástico, se concreta en numerosas expresiones idiomáticas en las lenguas románicas. En primer lugar, la misma palabra
judío (y sus correspondientes romances) se ha convertido en un insulto
en sí, llegando a significar “avaro, usurero,
tacaño”. Quedan todavía algunos nombres e insultos específicos como, por
ejemplo, esp. judihuelo,
judezno,
[...] rum. jidan, etc. (106)
Por lo tanto, este tipo de expresiones y frases hechas apunta hacia la supuesta avaricia de los judíos (rum. nu fi jidan, lit. ‘no seas judío’). Más o menos lo mismo logra transmitir la expresión ser escocés (rum. a fi scoţian), puesto que figura un individuo que, según la mentalidad xenofóbica tradicional, asocia la acción de gastar dinero al mismo sufrimiento.
Hay algunos adjetivos antitéticos, que expresan la idea opuesta (rum. mână- spartă, cheltuitor, risipitor, risipelnic, prodig, împrăştietor; esp. manirroto, derrochador, despilfarrador, malbaratador, gastador, gastoso), junto a otros que engloban otros matices, de connotaciones positivas (rum. generos, darnic, mărinimos; esp. generoso, desprendido, espléndido), que también pueden usarse, irónicamente, para referirse a la tacañería.
De la misma manera, para alguien que controla el gasto de dinero con cuidado o cuando el dinero es su mayor preocupación existe una expresión idiomática muy conocida: mirar mucho el dinero / la peseta (rum. a ţine banii la teşcherea, ‘guardar el dinero en la bolsa’, donde teşcherea, del turco tezkere, tenía el sentido inicial de ‘documento’, ‘certificado’, ‘pasaporte’), mientras que, si se trata de una persona que tiene dinero para todo el mes, o sea, que estira el dinero (rum. întinde banii, equivalente perfecto), solemos decir que llega a fin de mes (rum. o scoate la capăt, lit. ‘la saca al fin’). La persona que se resiste a soltar dinero echa otro nudo a la bolsa o aprieta la mano (rum. leagă băierile pungii, lit. ‘ata las asas de la bolsa’, o strânge cureaua, lit. ‘aprieta el cinturón’). Pero para que el dinero les alcance, algunos prefieren pagar a escote (rum. a plăti nemţeşte, lit. ‘pagar a la alemana’), es decir, pagar cada uno la parte que le corresponde en un gasto común. Hay también un dicho con referencia a los ahorradores compulsivos, los que ahorran por si hay algún imprevisto: a strânge bani albi pentru zile negre (lit. ‘guardar dinero blanco para días negros’); es un dicho rumano muy conocido que se puede aplicar, pues, a una tipología de personas que guardan dinero debajo del colchón para llegar a la vejez sin dificultades. Algunos refranes incluso aconsejan la economía para poder salir de apuros en cualquier momento: Guarda de mozo, y hallarás cuando seas viejo, con las variantes: Quien guarda, halla (rum. Cine pune bani deoparte, găseşte la nevoie, un equivalente perfecto). La tendencia de ahuchar de muchas personas aparece recogida muy bien en refranes como: tener una botija enterrada; ser bolsa de hierro (rum. a avea / ţine banii (strânşi) la ciorap, lit. ‘tener’ / ‘guardar el dinero (recogido) en el calcetín’; a avea nouă băieri la pungă, lit. ‘tener nueve asas en su bolsa’).
En este contexto tan extenso de la vida material una pregunta que suele plantearse la gente es ¿por qué las huchas2 tienen forma de cerdo? Se supone que, como el cerdo ha sido considerado durante muchos siglos en varias civilizaciones como símbolo de prosperidad y fortuna (ya que garantizaba alimento durante gran parte del año), la forma más tradicional de este objeto para guardar dinero que se institucionalizó en la conciencia colectiva fue la de este simpático animal.
Por otro lado, hay aquellas unidades fraseológicas con el significado de no tener dinero: esp. estar a la cuarta pregunta; bailar el pelado; andar a tres menos cuartillo, etc. En rumano hemos identificado la expresión a fi lefter, donde el adjetivo tiene orígenes
2 Hucha, galicismo, del francés huche, ‘cerdito’, ‘chanchito’. En gran parte de Hispano-
américa se le conoce también con el término de origen andaluz alcancía. En Bolivia, Costa Rica y Cuba
se le llama huaca.
griegos (gr. ελεύθερος, ‘libre’), cuyo sentido metafórico fue reforzado por el escritor
I. L. Caragiale en su novela corta Două loturi, donde el personaje principal Lefter Popescu, bajo la impresión de haber ganado el premio en dos loterías distintas, rompe todas las conexiones con su vida cotidiana, solo para descubrir que no había ganado absolutamente nada y se queda sin el dinero y sin su humilde trabajo. También hay otras expresiones como a nu avea (nicio) para chioară, a nu avea niciun chior în pungă, a nu avea nicio lăscaie (chioară / frântă), a nu avea niciun gologan / sfanţ (în buzunar), donde aparecen términos que denominan antiguas monedas de poco valor: para (tc. para), lăscaie (ucr. ляський), gologan (etimología desconocida), sfanţ (alem. zwanzig). El adjetivo chior, que significa ‘tuerto’, se refiere a ciertas monedas que circulaban en el este de Europa y que tenían un agujero en el centro, lo que, quizá, hubiera podido sugerir tal comparación. A veces, los hablantes manipulan tales expresiones de manera creativa, añadiendo algún adagio cómico: a nu avea nici para de ştreang (lit. ‘no tener dinero ni para la horca’) o la argótica a nu avea bani nici să se pişe în centru (lit. ‘no tener dinero ni para mear en el centro’), que alude a una realidad cultural rumana del pasado, a saber el pago para utilizar el servicio público en parques, restaurantes o estaciones de ferrocarril.
Para las mismas situaciones, las variantes del español tienen una variedad de expresiones: estar tieso; (Chile) andar con los bolsillos planchados; (Cuba) estar en carne; (AM) estar sin latas, estar en las latas; estar bruja. Al igual que en rumano, existe una gran variedad de expresiones que contienen términos que denominan monedas de poco valor: esp. no tener un duro3 / un céntimo / un chavo; no tener ni un real; no tener una perra en el bolsillo; estar sin una perra chica; estar sin blanca4, no tener ni blanca, quedarse sin blanca, etc.
Otras expresiones
rumanas aluden a la misma situación de manera más general, con referencia a la
bolsa o al bolsillo: a avea pe dracu-n pungă (lit. ‘tener al diablo
en la bolsa’), a umbla
cu doi bani
în trei pungi
(lit. ‘andar con dos monedas en tres bolsas’), a fi întuneric în pungă (lit.
‘tener la bolsa en la oscuridad’), a da
de fundul pungii (lit. ‘alcanzar
el fondo de la bolsa’),
o, las más plásticas a i se dezumfla buzunarele (lit. ‘desinflársele los bolsillos’) o a-i bate / sufla vântul în buzunare / pungă (lit. ‘soplarle el viento en los bolsillos’ /
‘la bolsa’). Notamos, también, el uso
metafórico del adjetivo en la expresión a
fi uşurel (lit. ‘estar
ligerito’). Cuando una persona alcanza sus últimos recursos escasos, la expresión más adecuada que se utiliza es a fi / a sta
3 Un duro
era una moneda
de cinco pesetas.
Así que no tener un duro es no tener nada de
dinero, porque cinco pesetas
eran menos que cinco céntimos
de euro.
4 La blanca fue una antigua moneda española de vellón (aleación de cobre
y plata) que tuvo diferentes valores en distintos tiempos.
pe
drojdie / drojdii cu banii (lit. ‘estar con el
dinero en la levadura’), con referencia al hollejo que queda después
de exprimir la uva (o, en Rumanía,
las ciruelas) y que
se utiliza para producir un aguardiente de poca calidad. Para designar las
mismas situaciones, apuntamos las
expresiones españolas estar
pelado o quedarse a dos velas; no
tener ni cinco, estar sin cinco. En el lenguaje popular los rumanos suelen utilizar construcciones
expresivas como: a-i fi punga ofticoasă (lit. ‘tener
la bolsa tísica’)
o incluso a-i intra
şarpele în pungă (lit. ‘entrarle la
serpiente en la bolsa’).
De modo coloquial, una persona que tiene poco dinero o se encuentra en una situación
económica precaria este în pom (lit.
‘está en el árbol’), este în pantaloni scurţi
(lit. ‘está en pantalones cortos’), împuşcă francul (lit. ‘dispara el franco’, con referencia
a una moneda antigua —es decir, no dispone de ingresos estables) o, de manera
humorística, e bolnav
de leftereală (lit.
‘padece sindineritis crónica’) (Moreno Hurtado 2002:
29). Decimos de alguien que anda sin dinero que es corto / escaso / falto / mal de dinero, arrastrado, apretado, pelado, mondo, limpio (si
ha perdido todo su dinero
o se lo han quitado), (AM) planchado.
Para el rumano, apuntamos dos formas compuestas: rupt în fund (lit. ‘roto
en el culo’), sobre todo con valor
adjetival, y coate-goale (lit. ‘codos
desnudos’), utilizado como sustantivo.
Otra categoría de frases hechas y expresiones es la que alude al significado de quedarse alguien sin dinero. Encontramos aquí algunos ejemplos que utilizan el lenguaje técnico: rum. a fi / a rămâne pe jantă (lit. ‘quedarse en la llanta’) o a fi în pană de bani (lit. ‘tener fallo de dinero’), donde el sustantivo pană pertenece al lenguaje técnico y significa avería. Coloquialmente se utiliza también la expresión argótica a sări din lovele (lit. ‘saltar del dinero’), donde el sustantivo lovele, siempre en plural, es un préstamo del romaní love, ‘dinero’.
Y, para subrayar una situación en la que alguien pierde dinero, lo que se ha conseguido o lo que ha llegado de un modo concreto se va del mismo modo o de forma similar, la mejor manera de expresarlo es mediante dichos como: Los dineros / dinerillos del sacristán cantando se vienen, cantando se van, con los equivalentes rumanos Din vânt a venit, în vânt s-a dus (lit. ‘Del viento ha venido, al viento se ha ido’), o bien Banii de haram, de haram se duc (aprox. ‘El dinero de balde se va en balde’), basado en el juego de palabras alrededor de la palabra haram, de origen turco, que puede significar ‘robo’, ‘rapto’, también ‘expuesto’, ‘descuidado’ o ‘en vano’, ‘en balde’.
Al investigar el corpus extraído de las dos lenguas hemos notado que, aparte las similitudes que se dan en el caso de algunas expresiones transparentes o usos metafóricos basados en rasgos predictibles como universales del pensamiento,
existen numerosos casos de elementos opacos que impiden el entendimiento sin
conocimiento previo.
Cabe mencionar que, al analizar todas las expresiones, refranes, modismos arriba subrayados, se puede observar que hay numerosos que bien contienen de manera explícita la palabra dinero (rum. bani) o uno de sus sinónimos o hipónimos, bien destacan por el uso de otros términos del mismo ámbito lexical, a saber: bolsillo (rum. buzunar), bolso / bolsa (rum. poşetă, geantă / pungă), etc. En general, los fraseologismos de este tipo son bastante transparentes, incluso los más expresivos, ya que el término perteneciente al campo léxico del dinero ofrece una clave para su interpretación. La opacidad reside, sobre todo, en las expresiones idiomáticas que no tiene equivalencia perfecta en la otra lengua y que utilizan imágenes inéditas o culturemas, nociones del patrimonio material o inmaterial (Seiciuc 2019: 233) propios del espacio rumano o hispanohablante.
Al utilizar el lenguaje idiomático, es muy importante que los hablantes no nativos de una lengua extranjera reconozcan el sentido no literal de semejantes expresiones y sean capaces de descodificar y encontrar equivalentes en la lengua materna, de ilustrar la misma imagen mediante metáforas y hechos lingüístico-culturales. El éxito de la metáfora radica en que ella “vuelve concreto, pues considera al objeto como algo vivido en la comunidad, lo abstracto, la palabra a través de la cual se manifiesta” (Núñez Ramos 1992: 174-175). El uso metafórico de los lexemas, al lado de la presencia de los culturemas, determina un incremento en la opacidad de las unidades fraseológicas, por lo tanto, este tipo de análisis comparativos se convierte en una herramienta útil para la enseñanza de idiomas o para el proceso traductológico.
Bibliografía
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