Colindancias 12 / 2021, 193-209
DOI: 10.35923/colind.2021.12.09
María del Pilar Ortiz Lovillo Héctor
Libreros Cortez
Universidad Veracruzana, México
La educación continua en la traducción y la interpretación en la Universidad Veracruzana: el caso de un diplomado
Continuing education in Translation and Interpreting Studies at the Universidad Veracruzana: the Case of a Certificate
Program
Recibido: 27.04.2021 / Aceptado: 19.11.2021
La traducción y la interpretación son actividades de suma importancia para la comunicación diaria entre grupos sociales que emplean lenguas distintas. De acuerdo con Ponce (2007) “los traductores se han convertido en profesionales capaces de conectar las realidades de dos culturas diferentes a modo de eslabón invisible”, por lo tanto, su labor es de gran relevancia para el desarrollo de la sociedad. En la actualidad, existen programas educativos en traducción e interpretación a nivel licenciatura y posgrado en diferentes partes del mundo y cada vez es más eminente la trascendencia de estos profesionales lingüístico-culturales para el quehacer cotidiano. Sin embargo, es necesario continuar trabajando en el establecimiento de espacios educativos que capaciten a las personas interesadas en formarse como traductores e intérpretes.
Particularmente, la formación en traducción e interpretación en México se encuentra en vías de consolidación. En el país existen determinadas licenciaturas, especialidades y maestrías que hacen énfasis en estas áreas del saber (Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo 2021: 100; Valdez-Gutiérrez 2018: 78-79). Asimismo, se cuenta con diplomados1 impartidos por instituciones públicas y privadas en distintos estados de
1 Un diplomado en México es un
programa de estudios que tiene como objetivo
profesionalizar a un sector de la población en un campo disciplinar. Más
adelante, se profundizará en este tema.
la República Mexicana. Estos estudios se han ofertado en Aguascalientes, Ciudad de México, Coahuila, Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Nuevo León, Quintana Roo, Sinaloa, Tabasco y Veracruz (Libreros y Ortiz-Lovillo, 2021: 98-99).
En el caso concreto del estado de Veracruz, el Diplomado en Estudios de Traducción e Interpretación (DETI) se impartió en el Instituto de Investigaciones en Educación (IIE) de la Universidad Veracruzana (UV), Campus Sur, en Xalapa, Veracruz. Este diplomado es de reciente creación e implementación; su primera generación ingresó en agosto de 2018 y egresó en abril de 2019. En la actualidad, se analizan posibles reestructuraciones de este programa, con base en los hallazgos de esta investigación.
El presente artículo2 tiene por objetivo exponer la planificación, la creación y la implementación de la primera edición del DETI, así como identificar las fortalezas y áreas de oportunidad de este programa educativo desde una perspectiva narrativa, lo cual podría resultar de apoyo para otras instituciones interesadas en realizar y poner en marcha un proyecto con características similares.
Para comenzar, es importante explicar con más detalles qué es un diplomado en México. Andrade-Paco, Nava-Ortega y Valverde-Núñez (2009: 59) lo definen como “cursos o talleres, que capacitan en un área de estudio específica, dirigidos a un público determinado y se caracterizan por tiempos y modalidades de enseñanza delimitados por los propósitos del mismo”. Para estos autores, los diplomados forman parte de la formación continua, la cual está orientada hacia la profesionalización. De acuerdo con Ochoa-Gutiérrez y Balderas-Gutiérrez (2021), la educación continua está directamente relacionada con el ámbito profesional y está enfocada a que los adultos adquieran y renueven competencias útiles para el entorno laboral. No obstante, estos autores agregan que también podría ser viable para la construcción de saberes digitales.
Un diplomado es pues un conjunto de cursos y/o talleres de duración limitada que suele ser impartido por instituciones de educación superior y otro tipo de organizaciones públicas y privadas. Está estructurado por módulos (los cuales vienen determinados por la institución que los imparte) y al pertenecer a la educación continua no concede un grado académico, debido a que tiene como objetivo que los aprendices desarrollen conocimientos teóricos y prácticos en determinada área de estudios. Al egresar, el estudiante recibe un diploma que acredita su formación
2 El presente estudio se deriva del
proyecto La construcción de los saberes
en la enseñanza- aprendizaje de
la traducción y la interpretación y su aplicación en la práctica registrado en el Sistema
de Registro
y Evaluación de la Investigación (SIREI) UV con el número 214382018106.
(Andrade-Paco, Nava-Ortega y Valverde-Núñez 2009: 59; Libreros-Cortez y Ortiz- Lovillo 2021: 98; Ochoa-Gutiérrez y Balderas-Gutiérrez 2021:70).
Al revisar el Manual para la Planeación y Realización de Diplomados en la Universidad de Colima (2010: 4-5), con base en la AMEC 1999, se identificó que estos estudios pueden ser cursados por personas que ya cuentan con una profesión o una carrera técnica y que buscan actualizar y perfeccionar sus competencias en una determinada materia de estudio. Sin embargo, también pueden ser cursados por un público general, como ocurrió en la Universidad Veracruzana, dado que algunos de los estudiantes del DETI se encontraban a punto de culminar sus estudios universitarios mientras que otros ya ejercían una carrera profesional. Asimismo, se reconoció que los módulos que conforman un diplomado tienen un orden estructurado que permite que los alumnos logren el aprendizaje.
Por otra parte, al examinar los lineamientos de operación de la Universidad Veracruzana se encontró que para esta institución los diplomados son “un conjunto de temáticas organizadas bajo una estructura curricular conformada por módulos, que le proporcionan al participante la adquisición y/o profundización de conocimientos, habilidades y actitudes en diversas áreas: técnica, científica, humanística, económica o artística” (UV 2020: 4). La definición previa permitió constatar que existe una idea similar sobre la noción de diplomado entre esta interpretación y las propuestas de Andrade-Paco, Nava-Ortega y Valverde-Núñez (2009: 59) y Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo (2021: 98).
Lo anterior sirvió de pauta para pensar en la creación de este tipo de programas educativos, en vista de que las instituciones universitarias en México disponen de manuales específicos para el desarrollo de un diplomado [cfr. Manual para la Planeación y Realización de Diplomados en la Universidad de Colima (2010); Guía para diseñar programas de diplomado por competencias profesionales integradas, Universidad Autónoma de Sinaloa (2017); y Guía para la Presentación de Proyectos de Diplomados de Educación Continua, Universidad Nacional Autónoma de México (1998)]. En el caso del DETI de la Universidad Veracruzana se tomaron como base los lineamientos de operación de la UV durante la organización, la instauración y puesta en marcha del diplomado, lo cual se muestra en el apartado 5, Planificación, creación e implementación del DETI.
En la Universidad Veracruzana, la traducción ha estado presente tanto en programas relacionados con la educación como con la literatura, y para ello se ha trabajado con lenguas extranjeras e indígenas desde hace décadas (Hernández 2020: 308-310; Ortiz y Figueroa-Saavedra 2014: 86-91). De manera particular, en el IIE UV se han efectuado diferentes iniciativas que han sido antecedentes del DETI. La
primera de ellas fue la instauración del Seminario de Traducción de Textos Científicos y Literarios del Francés al Español en 2011 (Vaca-Uribe y Ortiz-Lovillo 2012: 146-147).
Este seminario se impartió a lo largo de cuatro años, es decir, de 2010 a 2015. Se aceptaban estudiantes de todas las licenciaturas UV interesados en la traducción y tenía una gran demanda, por lo que se optaba por seleccionar a los aprendices que contaban con mayor conocimiento de la lengua francesa. Se trataba de una materia de elección libre y se podía cursar como una materia optativa (Vaca-Uribe y Ortiz- Lovillo 2012: 150). En el seminario se contemplaba una perspectiva constructivista, ya que “el profesor ya no es un transmisor de conocimientos sino un guía y facilitador en el proceso constructivo del estudiante, el cual asume un rol central y se hace cargo de su proceso de aprendizaje” (Vaca-Uribe y Ortiz-Lovillo 2012: 147-148).
Por otra parte, en la Universidad Veracruzana, la Dra. Ortiz Lovillo ha impartido varios cursos PROFA3 principalmente sobre Traducción Literaria, Didáctica de la Traducción y Evaluación de la Traducción entre 2015 y 2019. En el curso de traducción literaria colaboró la profesora Françoise Garnier de la Universidad de Nantes, Francia. Su participación permitió que los maestros que tomaban el curso descubrieran diversas técnicas y procedimientos sobre la didáctica de la traducción. Esto constituyó un valioso apoyo para orientar la reflexión de sus estudiantes al momento de traducir.
Otro factor que contribuyó como antecedente del DETI fue la instauración en el IIE, en marzo de 2013, del Cuerpo Académico Lingüística y Traducción (CA en consolidación UV-CA-386). A partir de entonces se iniciaron una serie de actividades como cursos, ponencias y publicaciones conjuntas. Una de ellas fue la implementación de un Curso PROFA sobre Formación Metodológica para la Formación de Traductores e Intérpretes, con el propósito de sentar las bases para lo que sería el DETI. Durante el curso se tomaron distintas decisiones sobre el currículum del nuevo programa, las cuales se presentan más adelante.
El enfoque del estudio es cualitativo y se apega al trabajo de Flick (2014). Desde el primer momento se tuvo presente que “la investigación cualitativa pretende acercarse al mundo de ‘ahí afuera’ […] entender y describir, algunas veces explicar fenómenos sociales ‘desde el interior’ de varias maneras diferentes” (Flick 2014: 12). También nos interesó este tipo de enfoque porque, de acuerdo con Rapley (2007: 15), “los investigadores también son parte importante de la investigación, tanto desde el punto de vista personal como por sus experiencias en el escenario de la
3 Los Programas
de Formación Pedagógica (PROFA) son cursos de actualización para profesores.
investigación”, lo cual los impulsa a reflexionar en el rol que desempeñan, ya que pertenecen al campo que es su objeto de estudio. Lo anterior fue revelador para analizar el proceso de planeación, creación e implementación del DETI.
Como se ha señalado de manera previa, el DETI se impartió en el Instituto de Investigaciones en Educación de la Universidad Veracruzana, Campus Sur, en Xalapa, Veracruz, México. La muestra estuvo compuesta por 18 estudiantes mexicanos —nueve egresados de la Licenciatura de Lengua Inglesa; ocho de la Licenciatura en Lengua Francesa y uno de la Licenciatura en Antropología, quienes cursaron y evaluaron el diplomado— y por una de sus maestras, quien fungió como profesora-investigadora, en vista de que el docente es un espectador y tiene acceso a una gran cantidad de información sobre lo que ocurre dentro del aula (Stenhouse 2007: 37-38). Esta informante también coordinó el DETI, lo que permitió analizar los procesos formativos, administrativos y logísticos del programa.
Para la elección de los informantes se implementaron algunos criterios de inclusión. En ellos se determinó que los estudiantes y la profesora debían estar inscritos e impartir clases respectivamente en el DETI; estar interesados en participar en un estudio de esta naturaleza y aceptar firmar un consentimiento informado (Delclós 2018: 16-17; Sañudo 2006: 92-93), entre otros. Esto último permitió lograr el propósito de preservar su privacidad y garantizar la confidencialidad de los datos. Para la investigación se aplicaron dos técnicas, en primer lugar, los grupos focales y posteriormente las historias de vida. De acuerdo con Martínez (2012: 48), los grupos focales conservan similitudes con la entrevista, pero se diferencian de esta última debido a que tienen una orientación grupal. Hamui-Sutton y Varela- Ruiz (2013: 56) indican que “trabajar en grupo facilita la discusión y activa a los participantes a comentar y opinar aún en aquellos temas que se consideran como tabú, lo que permite generar una gran riqueza de testimonios.” En el caso de este estudio se organizaron dos grupos focales: uno para los estudiantes de inglés y otro para los de francés, con nueve integrantes cada uno. Antes de realizarlo se preparó
un guion con preguntas para investigar los temas que interesaba indagar.
Por otro lado, la historia de vida es el relato que cuenta el informante. El investigador puede proporcionar un guion para que el relator se centre solo en lo que se quiere indagar. Martín (1995: 48) señala que en este método “el investigador trabaja sobre un relato que comprende desde el momento en que se está confeccionando la historia de vida hasta el recuerdo más antiguo del sujeto”. El autor agrega que “el investigador sigue un determinado tema a lo largo de toda la vida relatada por el sujeto. Esto permite la comparación temática de los relatos de diferentes vidas” (48). Para la presente investigación se solicitó a los informantes realizar su historia de vida, la cual hacía énfasis en aspectos académicos y profesionales con miras a identificar puntos relacionados con la traducción y la interpretación.
Además, se revisaron distintos documentos institucionales, es decir, de toda la documentación que exige la Universidad Veracruzana, para poder implementar un diplomado antes de la formación y al finalizar los estudios. También se consideraron las evaluaciones que realizaron los estudiantes a cada uno de los profesores y módulos al finalizar cada uno de los cursos impartidos en el DETI. La información recolectada durante el trabajo de campo se transcribió de forma manual. Después, para examinarla, se tomó como referencia el análisis de contenido cualitativo, particularmente las investigaciones de Andreu (2000) y Piñuel (2002), que permitieron reconocer la importancia de que la codificación del presente estudio estuviera centrada en las fortalezas y áreas de oportunidad del programa educativo en cuestión.
A continuación, se presentan tres fases importantes durante la conformación del diplomado. Su objetivo radica en mostrar acciones y decisiones teóricas, metodológicas y didácticas contempladas por el grupo de personas al cargo del DETI.
Desde antes de la planificación del diplomado, se era consciente de la situación de la formación en traducción e interpretación que impera en México. El Estudio de Encuesta sobre la Traducción y la Interpretación en México 2017 de la Fundación Italia Morayta y los estudios de Libreros-Cortez (2019) y Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo (2021) fueron de ayuda para analizar la enseñanza-aprendizaje de estas temáticas a nivel nacional. Al hacer énfasis en los diplomados se descubrió que, de acuerdo con el Estudio de Encuesta sobre la Traducción y la Interpretación en México (2017: 63) donde se encuestó a 1087 traductores e intérpretes con residencia en México, solo el 17.85% de los traductores y el 20.90% de los intérpretes cuentan con diplomados4, lo cual llevó a reflexionar sobre la formación en traducción e interpretación a nivel estatal y en particular en la Universidad Veracruzana.
Se consideró importante emprender un programa de esta naturaleza debido a que la Universidad Veracruzana no cuenta aún con una licenciatura o posgrado en traducción e interpretación. Si bien las Licenciaturas en Lengua Inglesa, Lengua Francesa y Lengua y Literatura Hispánicas UV cuentan con cursos y/o talleres sobre esta temática, no están centradas en esta área de estudios (Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo 2020: 16; Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo 2021: 94), lo cual fue un
4 “Diplomados de capacitación […] de al menos 120 horas (no afiliado a una licenciatura)” (Fundación Italia Morayta 2017: 63).
motivo importante para comenzar a gestionar el DETI. A este motivo cabe añadirle el interés estudiantil que se manifestó al expresar ante la comunidad universitaria las intenciones de poner en marcha un diplomado sobre estas especialidades, lo cual se detalla en el apartado 5. 3, Implementación.
En reuniones con los miembros del Cuerpo Académico Lingüística y Traducción y en el curso Formación Metodológica para la Formación de Traductores e Intérpretes, se decidió que el DETI debía contar con 10 módulos, de 30 horas cada uno, y que además se impartiría durante diez meses; el total fue de 300 horas, lo cual se apega a los lineamientos de operación establecidos por la UV al realizar un diplomado (UV- DGDAIE, 2020: 5-6). Los módulos que se impartieron fueron:
1. Estudios de traducción |
6. Traducción de textos literarios |
2. Traducción y cultura |
7. Revisión y edición de textos |
3. Estudios de interpretación |
8. Herramientas de traducción |
4. Traducción de textos humanísticos |
9. Prácticas de interpretación |
5. Traducción de textos especializados |
10. Didáctica de la traducción |
Elaboración propia.
Se optó por comenzar el DETI por medio de asignaturas que tuvieran mayor orientación teórica con la finalidad de que los estudiantes estuvieran familiarizados con conceptos, terminología, estrategias y teorías que posteriormente les resultaran de utilidad en el resto de los cursos, algunos de ellos con una inclinación práctica. Con base en Meinster (2016: 13-14) se tuvo presente la importancia de la interacción entre la teoría y la práctica traductológicas durante la formación de los estudiantes. Durante las reuniones antes señaladas, se estableció la estructura y los contenidos de cada uno de los módulos a impartir, los cuales se elaboraron y revisaron durante el curso Formación Metodológica para la Formación de Traductores e Intérpretes. Asimismo, se comentaron otros aspectos sobre el DETI, como la calendarización y los requisitos de ingreso de los estudiantes.
En cuanto a los profesores que iban a constituir el plantel docente, los requisitos principales fueron: la preparación profesional, la experiencia en la traducción de textos y en la docencia, esto a partir de las recomendaciones de Luna (2014: 89) sobre el perfil idóneo del profesor de traducción que se centra en estos puntos.
Es importante añadir que todos los catedráticos han impartido cursos de traducción y/o interpretación, publicado traducciones, además de haber realizado investigaciones sobre estas temáticas.
La difusión del DETI se realizó mediante espacios oficiales UV, así como en redes sociales y por correo electrónico. Durante este periodo se recibieron alrededor de 90 solicitudes. Antes de proceder a la inscripción se enviaron a los aspirantes cinco preguntas vía correo electrónico, que fueron las siguientes:
1. ¿De qué lenguas puedes traducir? 2. ¿Cuál es tu nivel de lengua? 3. ¿Qué antecedentes tienes en la traducción? 4. ¿Qué es lo que te motiva para querer tomar este diplomado? 5. ¿Cuáles son tus expectativas sobre estos estudios? La intención del cuestionario era analizar con mayor detalle los perfiles profesionales y seleccionar a los futuros estudiantes.
A partir de esta exploración, se descubrió que entre los interesados había personas con conocimientos sobre las siguientes lenguas extranjeras como segunda lengua: inglés, francés, alemán, italiano, chino y en lenguas nacionales como lengua materna: náhuatl y tepehua. La mayoría informó, con respecto a las lenguas extranjeras, que contaba con el nivel B2, y unos cuantos con nivel C1 de competencia comunicativa de la lengua meta de acuerdo con el Marco Común Europeo de Referencia para Lenguas. La mayoría de ellos eran egresados de la Facultad de Idiomas y tenían como antecedente las materias de traducción, lingüística y literatura que habían cursado en la Licenciatura en Lengua Francesa o en la Licenciatura en Lengua Inglesa.
Los estudiantes aceptados fueron 25 y la selección se basó en sus perfiles académicos y profesionales. El DETI permitió el ingreso de estudiantes de lenguas extranjeras e indígenas, pero solo se inscribió un estudiante de lengua tepehua, que concluyó el programa con éxito. La mayoría eran egresados UV provenientes de las Licenciaturas en Lengua Inglesa, Lengua Francesa, Lengua y Literaturas Hispánicas, Antropología y Filosofía. No obstante, también había egresados de instituciones particulares.
Algunos de los aprendices ya habían traducido por cuenta propia a manera de práctica para responder a algunas solicitudes de amigos y estudiantes. Otros estaban trabajando en compañías de desarrollo de software, otros habían realizado su servicio social desempeñando labores de traducción de manera empírica. Entre sus expectativas mencionaron que querían profundizar en temas que a su juicio fueron tratados de manera superficial en sus clases de traducción de la licenciatura; y practicar la traducción e interpretación, en vista de que consideraban que las prácticas
obligatorias incrementan notablemente la habilidad del traductor e intérprete. También porque les parecía indispensable para su formación.
Una vez inscrito el grupo de estudiantes, se iniciaron los cursos. El DETI tuvo lugar los viernes y sábados de agosto de 2018 a mayo de 2019 en el IIE UV. Para los cursos, se contó con la participación de siete profesores (cuatro profesores de la Facultad de Idiomas UV, dos profesores-investigadores del IIE UV y una traductora y editora de la Editorial UV). Además, participaron tres especialistas invitadas, una profesora-investigadora del IIE, una del Instituto de Investigaciones Lingüístico- Literarias y una de la Facultad de Filosofía, todas de la Universidad Veracruzana.
Durante la formación, los estudiantes adquirieron conciencia de que no basta con conocer dos lenguas para poder traducir. Por ello, se les enseñó a descubrir el contexto sociocultural y en especial al autor, con el fin de profundizar no solo en la forma sino en el fondo del texto. Se les hizo reflexionar sobre el carácter indispensable de llevar a cabo una documentación y de saber utilizar diversas herramientas tecnológicas, así como de disponer de creatividad y conocer las herramientas relacionadas con la edición.
Los datos obtenidos permitieron llevar a cabo un análisis en profundidad, para posteriormente realizar la triangulación de los resultados. El estudio se basó en las reflexiones vertidas durante las sesiones de los grupos focales, donde los estudiantes dieron sus opiniones sobre el diplomado. Asimismo, se recuperaron las historias de vida y las evaluaciones de los diez módulos realizadas por los universitarios. Con el propósito de proteger la privacidad de los informantes, al momento de recuperar fragmentos textuales de las entrevistas, se utiliza la siguiente nomenclatura: ETI, cuando se trate de estudiantes de inglés, y ETF para los estudiantes de francés. También cuentan con un número que se les asignó previamente.
Los estudiantes y los maestros coincidieron en que lo más importante al culminar el DETI era que los egresados contaran con las bases indispensables para desempeñarse en el mercado laboral, lo cual es congruente con la educación continua, en vista de que esta modalidad educativa se centra en fortalecer el área profesional de los actores sociales (Andrade-Paco, Nava-Ortega y Valverde-Núñez 2009: 59). Para identificar rasgos del proceso educativo de los informantes y su percepción en torno al DETI era conveniente que al finalizar cada módulo los alumnos evaluaran tanto a sus profesores como el curso, así como los contenidos curriculares para saber si habían aprendido y si la asignatura había respondido, al menos en parte, a sus expectativas. Aquí se muestran datos derivados de las reflexiones de los estudiantes. Para algunos aprendices, la formación en el DETI fue de gran ayuda para profundizar en los estudios de traducción e interpretación. Es decir, el programa
cumplió con el objetivo de un diplomado de educación continua, que es profesionalizar y/o instruir a los alumnos mediante un conjunto de saberes, como se visualiza en Andrade-Paco, Nava-Ortega y Valverde-Núñez (2009: 59) y en Libreros-Cortez y Ortiz-Lovillo (2021: 98). Al respecto de lo anterior, un egresado del DETI comentó que:
Sí, si bien es cierto
que en las lenguas originarias no hay una formación, una
profesionalización en el campo de la traducción o de la interpretación creo que el haber estado aquí y
tomar el diplomado pues sí marca un antes y un después sobre todo porque el mayor trabajo que yo hacía eran cuestiones meramente de la práctica
y creo que al estar en este espacio logré, por lo menos, articular
algunas cuestiones de la práctica
con la teoría y creo que una de las cosas que más me gustó es que hubo muchas cosas que resultaron nuevas para mí. (ETT 10)
Por otra parte, varios de los módulos impartidos recibieron muy buenos comentarios al ser evaluados por los aprendices. A los estudiantes les pareció acertado que se les presentaran lecturas novedosas y se les enseñara a identificar tanto al autor como a los elementos que representan problemas para la traducción y la interpretación, así como a descubrir el contexto histórico-cultural de donde proviene un texto. Sobre este último punto, Yunpeng (2020: 1124) resalta la trascendencia del contexto al momento de traducir. Para este autor es importante contemplar tres tipos de contexto: lingüístico, circunstancial o situacional y cultural, los cuales hay que tener presente durante el ejercicio de la traducción y fueron estudiados durante los módulos del DETI.
Además, los aprendices señalaron la relevancia de conocer las diferentes características de los textos, ya fueran literarios, técnicos, humanísticos, entre otros, y al mismo tiempo recibir sugerencias para mejorar las traducciones que se coleccionaron en un portafolio de evidencias, para la evaluación final de determinados módulos, por ejemplo, el de traducción literaria. Sobre este curso en particular, una alumna mencionó lo siguiente:
Este módulo me gustó mucho, todas las traducciones que
hicimos resultaron muy interesantes. Aprendí muchas cosas sobre la
traducción literaria, […] me gustó ver los aspectos que se deben tomar en cuenta, no sólo buscar palabras que no entendemos
sino analizar todo el contexto en torno
al texto. Siempre me ha gustado los idiomas y en este caso, usarlos para entender la literatura me
encantó. No tengo ninguna queja de este módulo, al contrario, creo que ha sido de mis favoritos y quisiera seguir
teniendo experiencias en torno a la traducción literaria. (ETF6)
Una forma de enseñanza que les pareció interesante a los aprendices fue que, para la revisión de las traducciones, y con el propósito de que todos pudieran ver lo que escribían sus compañeros, se les pedía que proyectaran en la pizarra sus versiones de un texto traducido. Tal decisión se llevó a cabo en plena consciencia de que “en el contexto educativo, la evaluación y la consiguiente calificación de las traducciones suponen un reto de primera magnitud” (Martín 2010: 231). Si bien a algunos de ellos les causaba nerviosismo el verse expuestos ante sus compañeros, se les hacía notar que lo que se evaluaba no era a la persona sino al texto escrito; así las soluciones proporcionadas ayudaban a todos a mejorar.
Los estudiantes afirmaron que les gustaba la traducción y la interpretación porque les permitían transportar el conocimiento de un idioma a una esfera más profunda y llevar al límite los conocimientos, las ideas y la forma de expresar estas últimas, así como poner a prueba su paciencia para encontrar la mejor forma de decir lo que el autor del texto escribió o lo que el emisor manifestó y constituirse en un puente para la comunicación. Cabe tener presente que el traductor es un mediador cultural (Ponce 2007), que “se convierte en un eslabón intercultural que actúa de mediador entre la cultura origen y la cultura meta” (Ponce 2007: párr. 12).
Los estudiantes consideraron que el diplomado constituyó un parteaguas, porque tras su realización contaban con nuevos conocimientos y técnicas, así como formas para enfrentar y preparar un texto antes, durante y después de traducirlo, y que todo eso había influido en su cambio de perspectiva con respecto a la traducción, ya que tenían la impresión de haber abierto otras puertas y otras opciones, al grado que sentían que habían aprendido más sobre esta temática en los meses que duró el DETI que en toda la licenciatura.
Al término de la formación, asimilaron la importancia de dominar no solo las lenguas de origen, sino su lengua materna: el español. Además, aprendieron que existen diversas técnicas para traducir y diferentes enfoques teóricos. Señalaron que, ahora, antes de traducir, reflexionaban mucho más, puesto que son conscientes de lo que implica traducir un texto. Esto se asemeja a lo expuesto por Ponce (2007) quien indica que cuando un traductor en formación “escucha por primera vez la explicación del significado del verbo ‘traducir’, realmente no es consciente de la complejidad que conlleva el hecho de [..] traducir”. Sin embargo, en el caso particular del DETI, los estudiantes parecen ya reconocer los retos que implican la traducción y la interpretación.
Además, lograron adquirir consciencia del error que supone pensar que solo por conocer dos idiomas se puede ser traductor y/o interprete y traducir un poema, un texto literario o uno técnico, o interpretar determinado fragmento sin considerar el trasfondo de cada texto o discurso oral y los distintos saberes que
se requieren para hacerlo. Comprendieron que hay que contar con una excelente competencia traductora y afirmaron que todo eso les quedó muy claro luego de cursar el diplomado.
Una de las sugerencias que hicieron los alumnos fue propiciar que los estudiantes compartieran los mismos saberes, dado que algunos desconocían la teoría y en un principio eso los desanimó, puesto que el DETI inició con temas muy difíciles para ellos, por ejemplo, los distintos enfoques de la traducción: cognitivo, cultural, lingüístico, literario y filosófico. Además, había diversas lecturas que los abrumaban, como el estudio de los polisistemas en la literatura. Algunos de los aprendices habían concluido la licenciatura hacía varios años, por lo que hubiera sido necesario explicar con mayor simplicidad cada enfoque.
También subrayaron la falta de tiempo para cada módulo, puesto que señalaron que necesitaban asimilar con mayor lentitud los aspectos teóricos, e incluso propusieron un curso propedéutico antes del DETI, o bien que un mes antes de iniciar el diplomado se les entregaran los textos para poder leerlos con cuidado e ingresar todos con un nivel más equitativo. Por este motivo, se decidió que la próxima vez que se llevara a cabo el DETI se debía reducir el número de módulos e impartir cada uno de ellos durante un mayor número de horas. Por consiguiente, debería modificarse el currículum, y algunos cursos tendrían que ser combinados y sufrir una reestructuración en lo referente a sus contenidos. La inconformidad en torno a la duración de los módulos se manifestó tanto para los cursos de traducción como para los de interpretación. Dos estudiantes expresaron lo siguiente:
Se necesita más tiempo para digerir la
teoría y definitivamente se necesita más
tiempo para este diplomado, no es para 9 meses, es como para un año o año y medio,
todo lo que nos dieron
da para mucho más tiempo
y yo sí le agregaría
más de interpretación, que solo fueron dos módulos de interpretación.
No fue suficiente dos módulos de interpretación contra seis de traducción, ambas cosas son muy interesantes, aunque no
nos estamos formando como intérpretes. (ETI 4)
Es necesario más tiempo para los
contenidos teóricos y sobre todo para la práctica,
lo teórico bueno, lo dejas para que lo estudies después, pero para la interpretación hace falta tiempo de práctica. (ETF2)
Por otra parte, se descubrieron puntos interesantes sobre los perfiles de los estudiantes del diplomado, lo cual permitió reconocer la importancia de profundizar en el perfil de ingreso al evaluar a los aspirantes para las nuevas generaciones del
DETI, así como de identificar las áreas de traducción más afines para sus perfiles profesionales. Algunos comentaron que trabajaban como profesores de inglés o francés en universidades oficiales o bien impartían clases particulares. Uno de ellos trabajaba en la Academia Veracruzana de Lenguas Indígenas, donde realiza traducciones de lenguas indígenas al español, y otra era aprendiz en una Universidad Tecnológica, en la que hacía traducciones técnicas y legales relacionadas con los ingenios azucareros de Veracruz. Además, se encontraron algunos estudiantes interesados en la traducción turística y se identificó el caso de un alumno que trabajaba en la Secretaría de Salud traduciendo manuales de algunos aparatos, por ejemplo, para el tratamiento del cáncer.
Otro estudiante mencionó que había tenido varios acercamientos a la traducción de textos, dado que había realizado su servicio social en traducción, momento en que había traducido un libro de filosofía, además de decidir escribir su tesis sobre esta temática. También colaboró con la directora de una facultad y como asistente de investigador, función que lo había llevado a traducir textos tanto del inglés al español como del español al inglés, y que había contribuido a despertar su interés por los textos humanísticos. Argumentó que en el diplomado se ampliaron tanto sus intereses hacia la lingüística aplicada a la traducción que decidió cursar la carrera de antropología lingüística.
Por último, a los aprendices les pareció relevante la oportunidad de cursar el diplomado para no encasillarse en la docencia, puesto que su interés es formarse como traductores e intérpretes. Además, consideran que en la Universidad Veracruzana la traducción es una veta poco explorada. Comentaron que a veces si quieren traducir tienen que autopromocionarse, pero no cuentan con ninguna certificación, lo cual les impide lograr trabajos interesantes y reconocimiento profesional.
Es importante destacar la respuesta de los estudiantes de la Universidad Veracruzana con respecto a esta formación en traducción e interpretación, que es un primer intento por lograr preparar a los futuros traductores e intérpretes, tan necesarios para la difusión temprana de la ciencia y la cultura. Se buscó ser incluyente, por lo que se favoreció el ingreso de estudiantes de lenguas maternas nacionales y con conocimientos de lenguas extranjeras como inglés, francés, alemán, italiano, chino.
Durante la planificación del DETI, se intentó romper con la costumbre de enfocar la traducción al servicio de las lenguas extranjeras y se procuró despertar el interés en la formación para que los aprendices se desempeñaran como traductores
e intérpretes. Somos conscientes de que falta mucho por hacer al respecto, pero los resultados obtenidos en esta primera emisión del DETI brindaron la pauta para continuar y superar las fallas detectadas, las cuales estuvieron vinculadas con la limitada duración de los cursos y con la carga de los contenidos temáticos.
Los estudios de traducción e interpretación, a nivel internacional y particularmente en México, están logrando abrirse espacios en los últimos tiempos, y la Universidad Veracruzana no puede mantenerse al margen, ya que estas áreas del saber constituyen una veta para adquirir conocimientos, habilidades, aptitudes y actitudes para ofrecer servicios profesionales con la calidad requerida.
Al concluir el diplomado, los estudiantes tienen presente que aún les falta preparación y práctica en traducción e interpretación, por lo cual todavía se sienten inseguros sobre la realización de determinados trabajos profesionales. Muchos de ellos afirmaron que el DETI debió haber tenido una duración mínima de entre uno y dos años en lugar de haberse impartido por diez meses. Sin embargo, mencionaron estar satisfechos con su formación, en vista de que descubrieron nuevos conocimientos y enriquecieron su práctica.
A los profesores les queda claro que tienen que reformular la estructura del diplomado para apoyar la formación de los estudiantes y establecer nuevas prioridades en la formación que estos demandan, así como favorecer la teoría y, sobre todo, la práctica. Además, partiendo de las reflexiones de los estudiantes, se analiza la viabilidad de convertir a futuro el DETI en una especialidad o en una maestría en estudios de traducción e interpretación.
Por otro lado, cabe señalar que las limitantes de esta investigación se asocian con el tamaño de la muestra, ya que hubiera sido interesante que el estudio contara con un mayor número de informantes para poder disponer de mayor información. También se podrían haber analizado, al inicio y al final del DETI, las traducciones de los estudiantes del inglés y del francés al español para saber si mejoraron la competencia traductora. Otra de las limitantes fue la falta de estudios previos sobre el tema que ofrecieran bases para entender el problema de investigación, así como de bibliografía especializada, dado que este diplomado fue pionero en esta institución. Una de las futuras líneas de investigación sería conocer el impacto de estos estudios en la vida académica y profesional de los egresados y saber si continúan su formación y trabajo en las áreas de traducción e interpretación, puesto que hasta el momento solo se tiene conocimiento de dos egresados que ingresaron a una maestría en traducción. Otros cuatro, por su parte, continúan trabajando en una agencia de traducción. Sin embargo, sería interesante saber si el DETI los ayudó a mejorar su trabajo y a ser conscientes de los retos que implican la traducción y la interpretación.
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