Colindancias (2016) 7: 185-205
M a Ángeles Escobar-AIvarez
Universidad Nacional de Educación a
Distancia
Las dislocaciones y los pronombres reasuntivos indefinidos
Recibido: 14.10.2016/ Aceptado: 3.11.2016
Este artículo examina a fondo las estructuras de dislocación a la izquierda
con tópicos iniciales representados por nombres sin determinante, tal y como se
ejemplifica en (1) (cfr. Rivero 1980: 60):
(1) Libros, resulta que alguien que tiene
muchos no quiere ni recibirnos.
Este tipo de
ejemplos Rivero (1980) los analiza como estructuras de dislocación a la
izquierda en las que los nombres escuetos actúan de tópicos discursivos
relacionados con unas expresiones cuantificadas en posición argumental en una
estructura de subordinación dentro de una oración de relativo.
En la década de
1970, en el marco de la gramática transformacional, se analizaba la relación
entre los elementos dislocados a la izquierda y los sintagmas nominales
anafóricos dentro de la cláusula como una relación textual entre dos sintagmas
nominales de orden pragmático o discursivo más que sintáctico (Cf. Chomsky
1977). A partir de entonces, este tipo de relación se estudiará más a fondo con
tópicos representados por sintagmas nominales definidos, utilizando ejemplos
como los que podemos construir en (2), elaborados a partir del paradigma de Riemsdijk y van Haaften (1983):
(2) a. Juan, yo lo admiro.
b.
El hombre que
yo admiro es Juan.
En estos dos
ejemplos, los tópicos, o sintagmas nominales iniciales, son definidos, pero
vemos que hay una diferencia. En el primer caso el tópico aparece dislocado y
separado de la frase principal a través de una coma, mientras que en el segundo
caso, el tópico está incrustado dentro de la oración principal a través del
pronombre relativo que. De esta forma, es solo en el segundo caso donde se
puede hablar de una operación sintáctica a través de la cual el antecedente ha
pasado a formar parte de la posición inicial. De esta manera entendemos que la
diferencia entre la estrategia del pronombre lo en (2a) y la del que en (Th) es
que solo el pronombre ocupa un hueco funcional en la oración. En efecto, el
tópico se genera fuera de la oración; es decir, en la posición de tópico
inicial donde aparece, desde donde entra en correferencia con el pronombre reasuntivo lo, permitiendo que la oración tenga pleno
sentido.
En español los
tópicos dislocados aparecen introducidos por expresiones tales como "En
cuanto a. . . o "En lo que respecta a. . ." o incluso utilizando
participios absolutos como "Hablando de. . .", tal y como lo describe
Escobar-Alvarez (1995: 82) y como se ejemplifica a
continuación:
(3) a. En cuanto a Juan, yo no le diría
nada.
b.
Por lo que
respecta a Juan, María no da un duro por él.
c.
Hablando de
Mario, creo que él acabó la tesis en Barcelona.
Es sabido que
en las lenguas romances, abundan los recursos pleonásticos, redundantes o reasuntivos que señalan la función que contraen los
antecedentes. Aunque en la mayoría de las veces encontramos un pronombre dentro
de la cláusula que hace referencia al tópico inicial, como son le, por él o él, la vinculación del tópico con el pronombre
o clítico no se produce de forma sistemática (cfr. RAE 2009: §40.3). Ya se
observaba en el trabajo de Chomsky (1977), citado anteriormente, a partir de
ejemplos como el que parece en (4), que se puede hablar de una relación
discursiva de aboutness; es decir, se trata de un
tópico que hace de tema seguido de una oración que contiene información sobre
el mismo.
(4) En cuanto al circo, los elefantes son
muy divertidos.
En realidad
aunque incluyamos un pronombre posesivo en oraciones paralelas como "En
cuanto al circo, sus elefantes son muy divertidos." nada nos obliga a
establecer un nexo sintáctico entre este tipo de tópicos y un elemento pleonástico
en la oración principal, por lo que la relación entre el tópico y toda la
oración a continuación es de cohesión discursiva, tal y como se puede
establecer entre dos oraciones independientes. Lo mismo que ocurre entre un
todo y una parte en ejemplos como el que sigue a continuación:
(5) En cuanto a la lavadora, el tambor no
funciona muy bien.
El hecho lingüístico de que la dislocación a la izquierda no incluye copias pronominales es además indicativo de que no se trata de una estructura de subordinación, como la que se puede dar en una oración de relativo. Si contrastamos los ejemplos de (3) con el que aparece en (5) vemos que una expresión pronominal es obligatoria por ser un argumento interno o un adjunto dentro de la oración principal. En otras palabras, existe un módulo independiente de la gramática responsable de la estructura argumental del verbo que justifica la necesidad de un elemento pronominal en las oraciones de (3) que no admitirían un hueco. Como consecuencia, la presencia de un pronominal está regulada por otros módulos y no es una consecuencia directa de la construcción de dislocación. La observación puede hacerse más explícita en otros casos. Supongamos que hay una situación en la que alguien llamado Vicente tiene que desplazarse junto con su familia a una nuvea ciudad por motivos laborales, pero su esposa, llamada Verónica, detesta la idea de mudarse a otra ciudad. En esta situación, la dislocación en (6) tiene pleno sentido:
(6) En cuanto a Vicente, Verónica no quiere
mudarse.
En este caso,
no hay ninguna expresión pronominal que haga referencia al tópico inicial, sino
un nombre propio que hace en cierta medida referencia a otro nombre propio,
aunque sabemos que este clase de referencia textual es más frecuente entre un
nombre y un pronombre. Partiendo de esta asunción, en el resto del trabajo
vamos a centrarnos en los tópicos dislocados representados por nombres
escuetos, como en el ejemplo de (1), en contraposición con los nombres con
determinantes definidos. En cualquier caso, primero debemos terminar de
delimitar las propiedades del fenómeno de dislocación a la izquierda que nos
ocupa.
En el sentido
amplio de la noción semántica, la referencia es la relación que se da entre dos
entidades que pueden sustituirse alternativamente a la hora de indicar una
misma entidad. En la gramática, la relación de referencia se da entre los
nombres y pronombres ya que alternativamente refieren a una misma cosa o
individuo. A continuación examinaremos esta relación entre una frase dislocada
y una expresión anafórica dentro de la cláusula.
Para comenzar,
son tres las propiedades que se recogen en (7) y que tradicionalmente han
definido la relación de referencia en la configuración de dislocación a la izquierda
entre el tópico y el elemento anafórico o pronombre reasuntivo:
Inmunidad a las islas sintácticas
definidas en Ross (1967) o al Principio de Subyacencia
en Chomsky (1973), ya que las islas o los nudos límites sintácticos donde se
hallan los elementos reasuntivos no bloquean la
relación discursiva que se da entre ellos y el tópico.
ii) Independencia gramatical por parte de
la frase nominal en posición de tópico y el pronombre reasuntivo
en relación con el caso gramatical o función sintáctica.
iii) La expresión anafórica puede estar
representada por un pronombre reasuntivo, ya sea un
pronombre tónico o un clítico, o por un epíteto.
A partir de
estas propiedades podemos construir los ejemplos que aparecen a continuación:
(8)
a. Juan, no
tengo ninguna duda de que lo vi en Nueva York.
b.
¿A Juan? Estoy
segura de que él no sabe qué hacer.
c.
Juan, ya se
sabe cómo actúa ese chico.
En el ejemplo
de (8a), el nombre propio Juan entra libremente en una relación de
correferencia a distancia con el clítico lo, con el que comparte los rasgos de
singular y masculino, a pesar de aparecer dentro de un sintagma nominal
complejo que actúa de isla gramatical. En el ejemplo (8b), el tópico aparece
introducido por una preposición de dativo, mientras que el pronombre reasuntivo cumple la función de sujeto. Por último, la
tercera propiedad está ejemplificada en (8c) a través de la relación de
correferencia que se establece entre el tópico y el epíteto ese chico en
ausencia de un pronombre reasuntivo.
Por otro lado,
una anáfora sintáctica no puede aparecer en posición de tópico discursivo
precisamente porque esta debe estar habilitada por un verbo dentro de la misma
cláusula. La agramaticalidad del ejemplo en (9a) se deriva de esta condición,
la cual claramente distingue la dislocacción a la
Izquierda de la llamada dislocación a la izquierda con clítico, ejemplificada
en (9b), ya que como su nombre indica, y; tal como demuestra Cinque (1990), es exclusiva de las lenguas románicas que
tienen clíticos. En este caso, la anáfora sintáctica queda habilitada dentro de
la oración por la presencia del clítico:
(9)
a *Así mismo,
María dice que Juan engaña b A sí mismo, María dice que Juan se
engaña
En
contraposición con la dislocación a la izquierda estándar, la dislocación a la
izquierda con clítico: a) es sensible a las islas gramaticales; b) require la presencia de un clítico; c) la frase dislocada
coincide con la función sintáctica que desempeñe el clítico. Por eso en las
lenguas que exhiben doblado de clítico, como en el español, la frase dislocada
se analiza como parte de esta estructura.
Volviendo a la
dislocación a la izquierda primitiva de Chomsky (1977), formulada para el
inglés, en español observamos que el sujeto de la oración puede también
elidirse y, aun así, establecer una relación de correferencia con el tópico a
través del morfema verbal de persona, como se demuestra en los siguientes pares
mínimos:
(10)
a. En cuanto a
Pedro, he leído todas las noticias de que _ ha dimitido.
b.
*En cuanto a
Pedro, he leído todas las noticias de que _ han dimitido.
(11)
a. En cuanto a
los niños, el hecho de que _vengan no cambia nada.
b.
*En cuanto a
los niños, el hecho de que _venga no cambia nada.
En efecto, la
gramaticalidad de los ejemplos en los que coincide el rasgo de número entre la
frase dislocada y el morfema verbal se debe a la cohesión textual. Ya vimos que
no hay ninguna relación sintáctica entre la frase dislocada y el elemento reasuntivo, que aparece vacío en posición de sujeto en
estos casos.
En el trabajo
de Rivero (1980) se observa que también se puede hablar de un hueco en posición
de objeto en dislocaciones con tópicos iniciales indefinidos como en el ejemplo
que aparece en (12):
(12)
Libros, resulta
que alguien que tiene no quiere ni
recibirnos.
En la próxima
sección analizaremos la naturaleza del elemento vacío que aparece en la
posición de objeto en este tipo de dislocaciones que, a pesar de no estar
materializado fonéticamente, parece ser capaz de entrar en una relación de
correferencia con el tópico indefinido.
3.1 Propiedades
sintácticas y semánticas de los tópicos escuetos
En esta sección contrastaremos las propiedades de las dislocaciones con tópicos definidos y con tópicos representados por sintagmas nominales escuetos carentes de determinante (Cf. Casielles-Suárez 2004: 81-83). He aquí algunos ejemplos:
(13) a. *El caballo ¿quién ha vendido ?
b.
*El caballo no
sé quién ha vendido
c.
*El caballo no
creo la promesa de que Pedro haya vendido
(14) a. Dinero no sé quién tiene
b. Dinero ¿quién tiene ?
c.
Dinero no
entiendo tu queja de que tiene
d.
Niñas, no sé
quién vio en el parque.
e.
Niñas ¿quién
vio _ en el parque.
f.
Niñas, no
entiendo tu sorpresa de que yo haya visto en el parque.
En los ejemplos
mostrados en (13) y (14) se observa que, en ausencia de un pronombre reasuntivo pleno, hay un contraste de gramaticalidad clara
entre estos dos tipos de dislocaciones con tópicos representados por un nombre
con determinante definido, por un lado, y un nombre con determinante /0/, por
otro lado.
Si atendemos a
la definición tradicional de referencia como la posibilidad de hacer alusión a
un objeto o realidad extralingüística, los nombres comunes escuetos no pueden
servir de referentes. Sin embargo, como señala Matte Bon (1992), el artículo
/0/ se puede asociar al artículo indeterminado en cuanto que el nombre común
tiene cierta capacidad referencial:
[Se usa el
operador Ø] con los sustantivos que se refieren a entidades contables para
referirnos a algún elemento o individuo de la categoría o especie, que interesa
mucho más como representante de un concepto o de su categoría que como
individuo concreto en sí [y en plural] para referirnos a algunos elementos o
individuos de la categoría o especie que interesan mucho más como elementos
indeterminados de su categoría que como individuos concretos en sí, sin querer
hacer hincapié en su individualidad, ni en su identidad. (Matte Bon 1992: 20)
Esta es una de
las razones que se encuentran en Montero-Galvez
(2011: 14) para afirmar que el artículo 0 se asocia al valor de
"cuantificación indeterminada" o imprecisa de los nombres en plural o
de los nombres continuos en singular ya que "los nombres puedan
interpretarse como cantidades indeterminadas de ejemplares o materia"
(2011: 16).
En efecto, en
la mayoría de las lenguas románicas (francés, italiano, catalán y español), los
nombres escuetos no siempre tienen una interpretación genérica (Cf. Longobardi 1994; Ihsane 2008).
Parece que en español el clítico definido está asociado al contexto genérico y
fuerza una interpretación en la que se predica un rasgo característico de la
clase representada por los nombres escuetos topicalizados
(Cf. Leonetti 2014: 119). Por eso, los nombres
escuetos mencionados anteriomente no pueden
interpretarse como genéricos, ya que, como veremos más adelante, no pueden
aparecer junto con un clítico. Por el contrario, en presencia del pronombre
vacío la interpretación del tópico es indefinida ya que viene a referirse a un
número no especificado de los miembros de la clase. Por tanto sólo los nombres
continuos escuetos o los plurales como los que aparecen en los ejemplos en (14)
constituyen expresiones referenciales en ese sentido.
En cuanto al
hueco dejado en la oración de la estructura dislocada, teniendo en cuenta que
la inmunidad a las islas gramaticales es un criterio para identificar
pronombres reasuntivos, los pronombres vacíos en los
ejemplos de (14) entran en una relación de correferencia con los tópicos con
determinante 0, similar a la que se puede encontrar entre clíticos y nombres
propios en dislocaciones que podemos construir como las que aparencen
a continuación:
(15) a. Juan, ¿quién lo ha visto?
b.
Juan, no se
sabe quién lo vio en el bar.
c.
Juan, no creo
tu promesa de que Pedro lo haya visto con otra.
Como veremos
más adelante, los clíticos que aparecen en estos ejemplos no están ligados en
la sintaxis por un operador en estructuras prototípicas de doblado de clítico,
analizadas en Cinque (1990), como la que aparece en
(9). En los ejemplos de (15), el clítico se analizará como un pronombre reasuntivo que entra en una relación de correferencia con
el tópico dislocado.
En la tradición
lingüística encontramos dos tendencias que explican la relación pragmática que
se da entre un tópico discursivo y una expresión anafórica. Por un lado, ya
mencionamos anteriormente, que cuando el tópico está representado por un nombre
escueto podemos encontrar un epíteto dentro de la oración, tal y como ocurre en
los siguientes ejemplos:
(16) a. Dinero, no sé quién tiene ese
cochino oro.
b.
Niñas, no sé
quién trae esas chillonas al parque.
Por otro lado,
hay quienes mantienen que la relación de correferencia viene determinada por la
propia condición de "definitud" y el efecto que esta condición tiene
para poder entablar relaciones de correferencia entre un pronombre y un
sintagma nominal definido, tal y como se argumenta en Fodor y Sag (1982) y en Cinque (1990). No
obstante, hay quienes discrepan diciendo que no hay razón para pensar que
exista tal condición propia de la "definitud" que regule esa relación
entre tópico y pronombre reasuntivo (cfr. Reinhart
1982; Reuland y Meulen
1987). Los datos lingüísticos del español presentados anteriormente también
indican que esa relación, cualquiera que sea, se puede establecer entre los
pronombres vacíos en posición argumental y los tópicos con determinante /0/. La
pregunta que queremos abordar es qué naturaleza tiene el pronombre reasuntivo no realizado fonéticamente en ejemplos como los
anteriores en (14).
Si nos fijamos
en los ejemplos de los verbos transitivos en las preguntas de (17), vemos que
los verbos tener, comPrar y vender corresponden a
estructuras argumentales transitivas que requieren un objeto directo. Pues
bien, las respuestas a estas preguntas contienen los mismos verbos transitivos
que, sin embargo, no necesitan llevar pronombres fonéticamente realizados en
estas estructuras. De hecho, los sintagmas nominales cuantificados o
indefinidos mucha, algunas y unas cuantas en las respuestas (17 a-c), son
opcionales y, por ello, es razonable pensar que en su ausencia se utiliza una
anáfora tácita (Cf. Leonetti 2011), que llamaremos
pronombre reasuntivo indefinido o con determinante 0.
(17)
a. P: ¿Tiene tu
coche gasolina? R: Sí, (*la) tiene (mucha).
b. P: ¿Comprarás manzanas?
R: Sí, (*las)
compraré (algunas)
c. P: ¿Has vendido casas?
R: Sí, (*las)
he vendido (unas cuantas).
Teniendo en
cuenta el hecho lingüístico de ausencia de sujeto en español, en contraposición
con lenguas como el inglés, la hipótesis más aceptada hasta hace poco, como
veremos más adelante, ha sido que existe un parámetro de sujeto nulo para
lenguas que permiten una categoría vacía pronominal del tipo pro en posición de
sujeto (Cf. Chomksy 1982; Rizzi
1986). Siendo así, la línea trazada por Campos (1986) indicaba que habí también un pro objeto indefinido que podría ocupar el
hueco en los ejemplos correspondientes a los de (17), tal y como se analiza en
las estructuras de (18), a continuación:
(18) a. Sí, tiene pro.
b. Sí, compraré pro
c. Sí, he vendido pro.
De acuerdo con
Campos (1986) y Raposo (1986), el pronombre vacío pro que aparece en posición
de objeto se puede analizar como una variable ligada por un operador abstracto
dentro de la misma cláusula donde aparece, tal y como se describe en la
siguiente estructura:
(19) OPI [yo compraré profl
Un análisis
parecido aunque con matices, como explicaremos a continuación, puede extenderse
a los ejemplos citados por Suñer (1986) recogidos en (20), donde el pronombre reasuntivo vacio se interpreta
como indefinido dentro de la cláusula en una estructura de dislocación a la
izquierda con un tópico indefinido cuyos rasgos comparte con el pronombre vacío
quedando de esta forma habilitado para su interpretación.
(20) Cf. Suñer (1986: 15):
a. Materia gris, consideraré [NP la posibilidad
de [cp que tengan
b. Novedades, comparto [NP tu opinión de [cp que deberíamos recibir _ hoy]]
c. Dinero, todos somos [pp de la opinión de [cp que
tienen _] ]
Siguiendo la
línea trazada por Suñer (1986), se podría pensar que es el mismo tópico el que
entra en una relación de ligamiento con el pronombre vacío en una estructura
como la que aparece en (21):
(21) [TOPi [SI [s ...prol...] ] ] ]
De forma
similar con el análisis de (19), el tópico es el antecedente que actúa de
operador llevando el mismo índice que el pronombre reasuntivo
vacío. Este análisis puede extenderse a otras oraciones independientes en las
que se establece una relación de correferencia con antecedentes escuetos
ejemplificados en (22):
(22) Cf. Brucart (1999: 2803):
a.
De pequeño
coleccionaba sellos, pero ya no colecciona
b.
Buscaban
defectos de forma, pero no había
c.
Creo que
novelas, también ha escrito
Parece, pues,
sensato pensar que un antecedente fonéticamente realizado pueda habilitar un
pronombre vacío en posición argumental. Sin embargo, no puede tratarse de una
operación sintáctica, ya que es de sobra conocido que estas relaciones de
ligamiento están sujetas al Principio de Subyacencia,
que no es el caso que nos ocupa, considerando los datos aportados hasta el
momento (14 y 20).
Por el contrario,
si mantenemos que la relación por la cual el pronombre vacío en posición de
objeto queda habilitado gracias a una relación pragmática de correferencia
discursiva con un tópico extraoracional, la falta de
sensibilidad al Principio de Subyacencia queda esclarecido
en este tipo de dislocaciones. Volviendo a la argumentación en Campos (1986) y
Suñer (1986), se puede asumir que solo la propiedad de "definitud" es
parte de la sintaxis, lo cual también parece ser la clave para asumir un
segundo tipo de dislocaciones con tópicos discursivos que no están sujetas a
constricciones sintáctias, como se argumenta en Cinque (1990), Fernandez Soriano
(1989, 1995) y Escobar Alvarez (1995).
Basándonos
también en el estudio de Lu (1994), podemos entonces pensar que en el caso de
los tópicos indefinidos solo se puede hablar de huecos argumentales en los que
podría aparecer un pronombre fonéticamente nulo como en los siguientes
ejemplos:
(23)
Cf. Lu (1994,
capítulos: 3: 58, 59, 60, 61): a Varios estudiantes, Juan (*les) vio ayer. b
Varios libros, (*los) leyó Juan. c Azúcar, (*lo) sirve frecuentemente. d
Azúcar, (*lo) compró Juan.
Pues bien
tomando en cuenta estrategias discursivas como la especificidad (cfr. Diesing 1992), cuando aparece un sintagma nominal
introducido por el determinante indefinido un, éste puede interpretarse como
específico, y es entonces cuando el clítico es necesario, tal y como se recoge
en el ejemplo de (24a), donde el paréntesis debe eliminarse para que la oración
sea gramatical. Por el contrario, en la lectura no específica, es decir, cuando
el verbo en la oración de relativo corresponde al modo subjuntivo en el ejemplo
de (24b), el clítico puede omitirse:
(24)
a. Una
secretaria que sabe hablar inglés, Pedro ??/*(la) está buscando.
b.
Una secretaria
que sepa hablar inglés, Pedro está buscando
Tal y como se
argumenta en Zubizarreta (1998) y Manzini (2000),
solo los sintagmas nominales modificados por una oración de relativo que
incluye un verbo en indicativo, como en el ejemplo de (24a), son interpretados
como específicos y, por consiguiente, requieren la presencia de un clítico. En
el caso de estructuras ditransitivas del tipo "presentar una persona a
alguien" se da este mismo contraste en ejemplos como los que podemos
construir en (25) en el contexto donde se trata de un profesor muy introvertido
que no sabe hablar sueco. Tan solo en el caso en que el tópico está
representado por un sintagama nominal indeterminado
modificado por una oración de relativo con el verbo en indicativo puede entrar
en una relación de correferencia con el clítico acusativo (25a), en contraste
con la oración equivalente sin clítico del ejemplo (25b). En cambio, cuando el
tópico está representado por un sintagama nominal indetereminado modificado por una oración de relativo con
el verbo en subjuntivo en el ejemplo (25c) la ausencia de clítico no es
problemática por la lectura indefinida que se desprende de ese sintagma nominal
en posición de tópico discursivo.
(25) a. ¿Una chica que viene de Suecia? No creo que se la vayan a presentar _ al profesor. b. ¿Una chica que viene de Suecia? No creo que le vayan a presentar _ al profesor. c. ¿Una chica que venga de Suecia? No creo que le vayan a presentar _ al profesor.
En cuanto al
caso de antecedentes discursivos representados por nombres escuetos, tal y como
vimos anteriormente, éstos no llevan determinantes plenos y, por consiguiente,
solo se puede obtener una lectura indefinida, tal y como se observa en el
ejemplo de (26):
(26)
¿Chicas que
vienen de Suecia? No creo que le vayan a presentar _ al profesor.
De tal modo, la
generalización parece ser que en la estructura argumental del verbo se puede
dar un pronominal vacío en posición de objeto temático. Este pronombre vacío
quedaría habilitado en esta posición y podría intepretarse
en relación con un antecedente discursivo tal y como ocurrre
en los ejemplos anteriores de (24), (25) y (26).
Veamos ahora
otros ejemplos de pares de preguntas y respuestas que elaboramos en (27). En
ambos casos, las preguntas contienen sintagmas nominales indefinidos: una manzana
y alguna manzana. En cambio, en las respuestas vemos que las respuestas
gramaticales incluyen un clítico en (27a) y un pronombre vacío en (27b). Esto
se debe a que solo en el primer caso se puede dar una lectura específica al
sintagma nominal indefinido una manzana al llevar un artículo indefinido, de
acuerdo con la estrategia discursiva propuesta en Diesing
(1982). Por el contrario, en el caso de la expresión cuantificada alguna
manzana, solo cabe esperar la presencia del pronombre reasuntivo
vacío, al igual que vimos en los ejemplos de (25c) cuando el tópico estaba
representado por el sintagma cuantificado una chica.
(27)
a. P: ¿Has
comprado una manzana?
R: No, no *(1a)
he comprado, me la han regalado
b.
P: ¿Has
comprado alguna manzana?
R: No, no (*la)
he comprado
En la relación
de correferencia que proponemos para las dislocaciones anteriores donde aparece
un pronombre vacío, éste debe intepretarse como un
pronombre indefinido pro. Más ejemplos de esta relación discursiva entre un
antecedente extraoracional y un pronombre vacío
aparecen en (28), dado que todos ellos representan infracciones del Principio
de Subyacencia:
(28)
a. En cuanto a varios estudiantes, he leído
la noticia de que arrestaron pro ayer en mi facultad.
b.
En cuanto a
mucha comida, parece ser verdad la noticia de que llega pro en pésimas
condiciones.
c.
En cuanto a
unos estudiantes que sepan español, he leído el anuncio de que necesitan pro
para este verano.
Para poder
esbozar el análisis correspondiente a este tipo de pronombre reasuntivo vacío, es conveniente resumir las relaciones que
se dan entre los sintagmas nominales y los pronombes,
atendiendo a la estructura con presencia o ausencia del determinante, tal y
como se presenta a continuación, utilizando la nomenclatura inglesal
.
(29)
a. [DP la [NP manzana]] [DP la [NP
pro ] ]
b.
[DP un [NP
estudiante]] [DP lo [NP pro ] ]
c. [DP 0 [NP gasolina]] [NP pro] ]
d. [DP 0 [NP manzanas]] [NP pro] ]
e.
[DP 0 [Q
algunos [Npestudiantes]]] [DP
O [NP pro] ]
f.
[DP 0 [Q varios
[NP estudiantes]]] [DP
O [NP pro] ]
En efecto, en
las estructuras de (29), se da una equivalencia entre la presencia o ausencia
de determinantes en la posición D, sintácticamente reservada para el rasgo de
"definitud" o especificidad (cfr. Longobardi
1994), para ambos casos: antecedentes y pronombres reasuntivos
nulos. Por un lado, en el caso en que el determinante está fonéticamente
materializado, también lo está el determinante donde aparece el pronombre vacío
(29a, 29b). De forma similar vemos que cuando el determinante del sintagma
nominal antecedente no está realizado fonéticamente, tampoco lo está el
determinante donde aparece el pronombre vacío (29c, 290. La ventaja de este
análisis es que la misma estructura puede utilizarse para nombres escuetos y
para nombres cuantificados con el rasgo (Cu) ya que los cuantificadores
aparecen en una posición distinta a la del Determinante:
(30)
Si DP = [DP [Det D+ Def] [NP l], entonces [DP [Det
clítico+ Def [NP pro]]
(31) Si DP = [DP [Det O [NP (Cu) [ l, entonces [DP [Det 0 [NP (Cu) [pro] ]
I DP= Sintagma Determinante; NP=Sintagma Nominal; Cuantificacional.
Según
encontramos otras propuestas en los trabajos de Delfitto
y Corver (1993) o de Cardinaletti
y Starke (1994), los clíticos son elementos que llevan rasgos de género y
número asociados con la posición D. Por eso se puede entender que los clíticos
deben aparecer en esa posición al contrario de los pronombres vacíos que
permanecen en N. En los ejemplos aportados en (32), se puede ver que cuando los
tópicos extraoracionales incluyen sintagmas nominales
definidos, la presencia de los clíticos es obligatoria:
(32) a. En cuanto a los problemas, todo el mundo *(los) tiene.
b. En cuanto a la cerveza helada, el mesero dijo que no *(la) había.
Además, el
ejemplo de (32b) llama la atención además por tratarse del verbo existencial
haber que ordinariamente no puede aparecer con clíticos (Cf. Treviño 2003 para
las restricciones el uso del clítico de objeto con verbos existenciales). Como
hemos argumentado anteriormente, solo cuando los tópicos están representados
por sintagmas nominales indefinidos, los clíticos pueden omitirse:
(33) a. En cuanto a problemas, todo el mundo tiene pro.
b. En cuanto a
cerveza helada, el mesero dijo que no había pro.
El mismo
análisis propuesto se puede extender a estos ejemplos:
(34)
[DP 0 [NP
problemas]] - [DP O [NP pro]]
(35)
[DP 0 [NP
cerveza helada]] -- [DP O [NP pro]]
En la próxima
sección veremos otras expresiones cuantificadas en estructuras de dislocación
del tipo que estamos estudiando.
3.3 Algunas
expresiones cuantificadas y el pronombre vacío
Ya hemos visto
algunos ejemplos de sintagmas cuantificados que hacen de anáforas en
estructuras dislocadas con nombres escuetos en posición de tópico (17). En esta
sección queremos hacer hincapié en el rasgo de cuantificación, en
contraposición con el rasgo de definitud. En el análisis (31), la posición del
cuantificador es distinta a la del Determinante (Det).
Al igual que Gutiérrez-Rodríguez (2008: 304), entendemos que lo que permite a
un sintagma introducir entidades nuevas es la ausencia de una marca de
definitud, es decir del rasgo definido qua en nuestro análisis aparece en Det. Igualmente, entendemos que el significado de los
cuantificadores nominales, a diferencia de los Determinantes definidos, tiene
que ver con la cantidad y no con la identificación del referente, como se
argumenta a continuación:
Los
determinantes son modificadores que se combinan con nombres para producir
expresiones cuya referencia se determina en términos de la identidad del
referente; los cuantificadores son modificadores que se combinan con nombres
para producir expresiones cuya referencia se determina en función del tamaño
del conjunto de individuos o de la cantidad de sustancia a la que se hace
referencia. (Lyons 1977: 454-455)
Centrándonos en
los llamados cuantificadores débiles, atendiendo a la clasificación de Milsark (1974), en las dislocaciones que aparecen en (36)
aparecen cuantificadores nominales tales como: mucho en (36a);poco en (36b); y
cardinales como ocho en (36c) en posición argumental en la oración. En todos
estos casos conseguimos identificar la referencia del nombre escueto topicalizado con la cantidad expresada por el cuantificador
nominal:
(36) a. Dinero,
todo el mundo que quiere mucho/*mucha trabaja.
b.
Niños, no todas
las mujeres que tienen pocos/*pocas trabajan.
c.
Niños, no todas
las mujeres que tienen ocho trabajan
Como ya vimos
en el otro apartado, el cuantificador nominal aparece en una posición dentro de
la frase del determinante sin encabezarla, tal y como se analiza a
continuación:
(37) a. [DPD [Q [Qmucho ] [NP pro] ] ]
b. [DPD [Q_pocos ] [NP pro] ] ]
Este tipo de
estructura es la que propone Mallén (1990), y, en ella, también aparece un
pronombre vacío encabezando el sintagma nominal dentro del cual parece quedar
habilitado. Este análisis está justificado ante la posibilidad de que nombres
escuetos puedan aparecer en esa misma posición en los siguientes ejemplos:
(38) a. Todo el mundo que quiere mucho
dinero trabaja.
b.
No todas las
mujeres que tienen pocos niños trabajan.
c.
No todas las
mujeres que tienen ocho niños trabajan.
Por lo que
estamos viendo hay bastantes argumentos a favor de la aparición de un
pronominal no realizado fonéticamente en estas estructuras de dislocación que
no se ajustan a restricciones sintácticas sino discursivas. Según se deduce del
trabajo de Fernandez Soriano (1995) hay que hacer una
distinción entre los pronombres reasuntivos y los
clíticos, pues solo estos últimos necesitan estar habilitados en la sintaxis.
3.4
Dislocaciones en lenguas con pronominales partitivos
Hasta ahora
hemos debatido los datos de las dislocaciones en español. En esta sección vamos
a incluir los datos aportados por otros estudios de otras lenguas románicas que
exhiben pronombres reasuntivos partitivos que vienen
a apoyar nuestra hipótesis de la existencia de pronominales indefinidos.
Anteriormente
vimos que las dislocaciones con tópico discursivo no sujetos a restricciones
sintácticas eran inmunes al Principio de Subyacencia
y que la presencia de un pronombre reasuntivo vacío
en posición argumental justificaba la gramaticalidad de ejemplos que se retoman
de nuevo, a continuación:
(39) a. Dinero
¿quién tiene [pro]?
b.
Dinero, Juan
pregunta quién tiene [pro]
c.
Dinero, no creo
a la gente que dice que Juan tiene [pro]
De forma
paralela cabe destacar que el inventario de varias lenguas románicas como el
catalán, el francés o el italiano incluye pronombres partitivos indefinidos
(en/ne), con los que se pueden construir ejemplos
paralelos:
(40) a. *De diners, qui té ?
(Catalán)
(Cf. De diners,
qui en té?)
b.
*De diners, en Joan es pregunta qui té
(Cf. De diners, en Joan es pregunta qui en té.)
c. *De diners, no em crec la gent que diu que en Joan té
(Cf. De diners, no em crec la gent que diu que en Joan en té.)
d. *De l'argent qui a ?
(Francés)
(Cf. De
l'argent qui en a?)
e.
*De l'argent
Jean se demande qui a
f.
*De l'argent je
ne crois pas les gens qui disent que Jean a
(Cf. De l'argent
je ne crois pas les gens qui disent que Jean en a.)
g. *Denaro, chi ha ?
(Italiano)
h.
*Denaro, Gianni si chiede chi ha
(Cf. Denaro, Gianni si chiede chi ne ha.)
i.
Denaro, non credo alla gente che dice
che Gianni ha
(Cf. Denaro, non credo alla gente che
dice che Gianni ne ha.)
Al igual que
argumentamos en las secciones anteriores, los pronombres partitivos pueden
aparecer dentro de islas gramaticales tales como un sintagma nominal complejo
introducido por el cuantificador todos, porque no están sujetos al Principio de
Subyacencia. Así pues, se establece un paralelismo
entre el español (41), el catalán (42), el francés (43) y el italiano (44):
(41) a. Dinero,
[todas las personas que quieren pro] trabajan.
b. Niños, [no
todas las mujeres que tienen pro] trabajan.
(42) a. (De) diners, totes les persones que *(en) volen treballen.
b. (De)filles, no (pas) totes les dones que *(en) tenen treballen.
(43) a. (De
l') argent, tous ceux qui veulent *(en) avoir, travaillent.
b. (Des) enfants, toutes les femmes qui *(en) ont, travaillent.
(44) a. In quanto a denaro, [tutti quelli che *(ne) vogliono ] lavorano.
b. In quanto afigli, [tutte le donne
che *(ne) hanno] lavorano.
La línea
trazada por Qyer (1992) y Roca Urgen (1992) para el
catalán indica que en el caso de que haya nombres escuetos en el discurso, solo
el clítico partitivo puede establecer una relación de correferencia (45b) en
contraposición con lo que ocurre con un clítico definido (45c):
(45) a. No hem comPratPomes.
(Cf. No hemos
comprado manzanas.)
b. DePomes, no n 'hem comPrat.
(CF. Manzanas,
no hemos comprador.)
c. *DePomes, no les hem comPrat.
(CF. *Manzanas,
no las hemos comprado.)
En esta misma
línea de razonamiento, Roca Urgen (1992) explica que en el caso de que haya un
sintagma nominal con un determinante indefinido, este se debe interpretar como
específico y, en este caso, no se puede utilizar el clítico partitivo con esa
misma lectura:
(47) Cfr. Roca Urgen (1992: 57):
a.
*Un rellotge, no n 'he comPrat ahir.
(CF. *Un reloj,
no compré ayer)
b. Unes cerveses, n 'he deixat a la nevera.
(CF.*Unas
cervezas, he dejado en la nevera)
Para Qyer (1992), el sintagma nominal en este tipo de
estructuras, al llevar un determinante indefinido, permite la lectura específica
como la estrategia discursiva que plantea Diesing
(1992), en la que la presencia del clítico definido es inevitable:
(48) Cf. Quer (1992: 18a, 20a):
a. Algun error, el Carles *(1)'ha comès, en la seva vida
b. Moltes revistes, *(les) comPra nomésPer
laPortada
El hecho de que
un sintagma nominal tenga que entrar en una relación de ligamiento con un
clítico definido apoya la hipótesis de que la "especificidad" debe
quedar habilitada dentro de la sintaxis. Ya vimos anteriormente que, en efecto,
existen dos tipos de dislocaciones y que solo en una de ellas se daba esa
condición de "definitud" en presencia del clítico definido. Por el
contrario, los clíticos partitivos no pueden aparecer en ese tipo de
dislocaciones precisamente porque no son expresiones definidas. Este mismo
razonamiento lo podemos trasladar a los datos del español, en donde no hay nada
que parezca ir en contra de la presencia de pronombres reasuntivos
indefinidos que alternan con cuantificadores nominales en los siguientes
ejemplos de dislocaciones donde no se lleva a cabo ninguna cadena de ligamiento
entre el tópico y el pronombre vacío (Cf. Escobar-Alvarez
1995: 116):
(49) a. En
cuanto a un reloj, yo no me compraría (ninguno).
b. En cuanto a
unas cervezas, hay (algunas) en la nevera.
Anteriormente
establecimos una correlación entre el uso del determinante y la lectura que
podía hacerse de él. Vimos que los clíticos debían aparecer en la posición del
determinante, como también se ha argumentado en los trabajos de Longobardi (1994), Torrego (1998), Uriagereka
(1992), y Delfitto y Corver
(1993). Por el contrario, en el caso del pronombre reasuntivo
vacío del español, hemos mantenido que el núcleo Det
del Sintagma Determinante (DP, en inglés) permanece vacía. En el caso de los
clíticos partitivos del francés, en Drijkoningen
(1993, 2002) se propone un análisis en el que estos pronominales encabezan un
sintagma nominal en el que el Determinante también aparece vacío tal y como se
recoge en la estructura de (50). Este análisis podría también extenderse al
análisis del clítico partitivo en catalán o en italiano.
En efecto, en
todos los ejemplos vistos anteriormente, se puede pensar que la forma enclítica
del núcleo verbal es el resultado de una operación sintáctica de movimiento del
clítico a partir de la estructura de (50). Se sabe que los pronombres
partitivos solo pueden habilitarse en la posición de objeto según la propuesta
de Burzio (1986) para el italiano que veremos en el
siguiente apartado. En el caso del español, también hemos debatido la cuestión
de que el pronombre reasuntivo vacío quedaba
habilitado dentro de un sintagma nominal con determinante /0/ en posición de
objeto. De acuerdo con la hipótesis de Alexiadou y Anagnostopolou (1998), la concordancia verbal en las lenguas
que permiten sujetos nulos, como el español, tiene carácter pronominal y
permite entrar en una relación de correferencia con el sujeto en el discurso.
En concreto, en esta reformulación del parámetro del sujeto nulo, mencionado
anteriormente, las propias desinencias verbales actúan como clíticos y, por
eso, no hay razón para pensar que haya un pronominal vacío pro en posición de
sujeto, a diferencia de lo que ocurre con el pronombre indefinido pro en
posición de objeto en ausencia de clíticos.
3.5 El clítico
partitivo en posición de objeto
En el análisis
del clítico partitivo de Burzio (1986) queda claro
que solo en posición de objeto queda habilitado el clítico partitivo ne (NE-CL), teniendo en cuenta el hecho de que hay un
contraste de gramaticalidad entre una estructura transitiva ejemplificada por
el verbo invitar (5 la) y otra estructura intransitiva ejemplificada por el
verbo telefonear (5 lb), ya que solo en el primer caso la estructura con el
clítico NE-CL es posible:
(51) a. Giovanni ne inviterà molti.
(G. NE-CL invitará muchos)
'Giovanni
invitará a muchos'
b. Giovanni neParlerà
a due.
(G. NE-CL
hablará a dos)
'Giovanni
hablará con dos'
En este orden
de cosas, el uso del partitivo ne permite identificar
las estructuras argumentales de los verbos en italiano a partir de las
derivaciones sintácticas en las que aparecen (cfr. Cruschina
2010). De este modo, se explica por qué este clítico es posible en una oración
pasiva ejemplificada en (5 la), en una oración aparentemente impersonal (51b) y
en una oración ergativa (51c), partiendo de un mismo
análisis en el que el clítico se genera en una posición argumental de objeto
demostrando, al mismo tiempo, que el sujeto de una oración pasiva o de una
estructura ergativa se genera, en realidad, en una
posición de objeto.
(52) a. Ne saranno invitati
molti (pasiva).
(NE-CL han sido
invitados muchos)
b.
Se ne leggeranno alcuni
(impersonal). (Se NE-CL han leído algunos).
c. Ne afondarano due (ergativa).
En el análisis
de Belletti y Rizzi (1981)
se proponen dos estrategias pronominales diferentes en presencia de un
cuantificador: bien a través de un clítico partitivo en posición de objeto,
bien a través de un pronombre vacío, que al no ser un clítico, puede aparecer
en posición de objeto y de sujeto, teniendo en cuenta los siguientes ejemplos:
(53)
a. Tre settimanePassano raPidamente. (tres semanas pasan rápidamente)
b. Tre 0Passano raPidamente.
(tres 0 pasan rápidamente)
c. *[Tre ti] nez•Passano raPidamente.
(tres NE-CL (de
ellas) pasan rápidamente)
(54) a. Gianni trascorrerà tre settimane a Milano.
(G. pasará tres
semanas en Milán)
b.
*Gianni trascorrerà tre 0 a Milano.
(G. pasará tres en Milán)
c. Gianni ne trascorrerà tre a Milano.
(G. NE-CL pasará tres en Milán)
Mientras que
los pronombres no materializados fonéticamente pueden aparecer en los sintagmas
cuantificados en posición de sujeto, el clítico ne
solo puede extraerse de una posición de objeto (53c frente a 54c).
Si examinamos
ahora los datos del español en (55), los mismos sintagmas cuantificados pueden
libremente aparecer en posición de objeto (55a) como en posición de adjunto
(55b), ya que al no tratarse de un clítico no se ve condicionado a formar parte
del núcleo verbal, sino que puede mantenerse en la posición donde se ha
generado:
(55)
a. Juan invitará a [muchos pro].
b.
Juan hablará
con [dos pro].
En anteriores
ocasiones hemos mantenido que el pronombre indefinido pro se habilita en
posición de objeto en correferencia con el nombre escueto topicalizado.
Este mismo análisis puede extenderse para dar cuenta del contraste de
gramaticalidad en los ejemplos de (56), ya que solo es posible habilitar el
pronombre reasuntivo vacío en posición de objeto
(56b) (Cf. Raposo y Uriagereka 1996, para un análisis
del clítico se en ejemplos similares):
(56)
a. ¿Semanas de trabajo?, _ pasan
rápidamente.
b.
¿Semanas de
trabajo?, se pasan pro rápidamente.
En definitiva,
la propuesta de un pronombre indefinido vacío en la sintaxis del español
permite explicar una serie de hechos lingüísticos que de otra forma sería difícil
hacerlo. Por un lado, permite entender la relación de correferencia de algunas
dislocaciones en español en las que no hay ningún pronombre realizado
fonéticamente. Por otro lado, hemos visto que este tipo de pronombre vacío es
inmune al Principio de Subyacencia, al contrario de
lo que parece suceder con los clíticos definidos que se interpretan como
variables ligadas por un operador. Los datos del español también son
compatibles con aquellos en los que aparecen el clítico partitivo en/ne. Las diferencias debatidas anteriormente se deben al
hecho de que en español no se trate de un clítico vacío, que, por otra parte,
no tendría razón de ser, sino de un pronombre reasuntivo
nulo.
En este
artículo hemos tratado de demostrar que no se puede hablar de una condición de
"definitud" para todas las estructuras de dislocación en español, ya
que solo las que aparecen con clíticos definidos están sujetas a esa condición.
En realidad, en la dislocación donde no aparecen esos clíticos hemos demostrado
que se puede hablar de pronombres reasuntivos
indefinidos que ocupan el hueco del argumento interno y que se interpretan en
una relación discursiva, no sintáctica, con el tópico representado por
sintagmas nominales escuetos sin determinante o determinante 0. Hemos
establecido una correlación entre la posición vacía del determinante y la
lectura indefinida de los nombres escuetos y de los pronombres no
materializados fonéticamente.
Por último,
hemos analizado los pronombres reasuntivos partitivos
realizados fonéticamente en lenguas como el francés, el catalán y el italiano.
La única diferencia que hemos encontrado entre estas lenguas y el español, tras
repasar los datos, se debe a la naturaleza misma del elemento pronominal
utilizado en cada caso: el clítico partitivo ne/en y
el pronombre nulo Pro.
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