Colindancias (2013) 4: 183-192
Mirjana Sekulić
Universidad de Kragujevac
Serbia
Construcción y deconstrucción de la posición
de Colón en el relato
“Las dos Américas”
de Carlos Fuentes
Recibido 11 de marzo de 2013 /
Aceptado 14 de junio de
2013
Resumen: En el presente
trabajo se cuestiona la posición dudosa del Cristóbal Colón
del relato “Las dos Américas” de Carlos Fuentes. Se cuestionan
las visiones que uno tiene de la cultura extranjera y para ello se utilizan los principios
de la imagología. La imagología
comprende el estudio de las
imágenes, los prejuicios, los clichés, los estereotipos
y, en general, las actitudes ante otros
pueblos y culturas, transmitidas en la literatura. La meta principal es descubrir la significación ideológica y política que pueden
tener algunos aspectos de esas visiones del Otro.
Uno de ellos concierne al origen indeterminado de Cristóbal Colón, que da lugar
a varios estereotipos que luego influyen
sobre el desarrollo de la historia del descubrimiento de América.
Palabras clave: Carlos Fuentes, Cristóbal Colón, estereotipos, ideología, imagología.
Abstract: The paper questions
the suspicious position of Christopher Columbus
in the “Las dos Américas” (“The
Two Americas”) by Carlos Fuentes. The vision that one has
of foreign culture is questioned and,
therefore, we use the principles of Image Studies. Image Studies
consist of the study of images, prejudices, clichés, stereotypes and, generally, the attitudes towards
other people and cultures, conveyed
through literature. The main goal is
to discover the ideological and political significance that some of these
images of the Other may have.
One of them is related to
the indeterminate origin of
Christopher Columbus, which
leads to many stereotypes and afterwards affects the development
of the history of America’s discovery.
Key words: Carlos Fuentes, Cristopher Columbus, ideology, image studies, stereotypes.
1. Introducción
Carlos Fuentes cierra
el ciclo narrativo “La edad del tiempo”,
que comprende la mayoría de su producción
literaria, con la obra El naranjo o los círculos del
tiempo (1993). En el último de los
cinco relatos, “Las dos Américas”, Fuentes reescribe la
historia del descubrimiento
de América dándole voz a Cristóbal Colón, que escribe
un diario menos oficial del que conocemos
y mucho más sincero, al parecer. Este Colón de Fuentes abre su alma y habla
de algunos aspectos desconocidos de la historia oficial y cuestiona
así las
Construcción y deconstrucción de la posición de Colón en el relato “Las dos Américas” de Carlos Fuentes
“partes
oscuras” de la historia, que
se refieren a la vida personal de los
grandes protagonistas de la
Historia. Se nota la tendencia postmodernista de reescribir los documentos o testimonios históricos para demostrar que la obra de ficción ofrece más verdad que
la historia misma. De esta manera se sugieren las limitaciones de los conocimientos históricos o las posibilidades de que algunos hechos fueran silenciados o tergiversados.
De acuerdo con los últimos estadios
del relativismo histórico, Lubomir Doležel (1998: 790) afirma que la
escritura de la historia demuestra
rasgos propios de la
literatura como la construcción
de la trama, el uso de las figuras
retóricas y poéticas, la indeterminación semántica, la ambigüedad, así que no existe la diferencia fundamental entre la
historia y la ficción. Uno
de los factores que marca las fronteras entre la literatura e historia es
la posición del autor o del narrador, que
decide sobre las visiones de los
hechos históricos.
Para echar luz sobre la historia, los acontecimientos políticos pasados o contemporáneos, son útiles también los estudios imagológicos
(Moll 2002: 360) con el fin de dar respuestas a las preguntas sobre las condiciones y
las causas de la aparición
de algunas imágenes en un momento histórico concreto. La imagología se define como una de las formas más concretas
del estudio de las aproximaciones a la alteridad, pues, como un campo
de los estudios comparados, se dedica a descubrir
la imagen de un pueblo en
la literatura, o el texto en general, del otro. Uno
de los principios de la imagología es que
cada imagen representa alguna interpretación y construcción de la realidad. Esa disciplina por eso comprende el estudio de las imágenes, prejuicios, clichés, estereotipos y, en
general, las actitudes ante otros
pueblos y culturas, transmitidas en la literatura.
La meta de los estudios imagológicos es descubrir la significación ideológica y política que pueden
tener algunos aspectos de las imágenes del Otro. En el caso del relato
de Carlos Fuentes se trata de descubrir la ideología de Colón, la motivación de sus actos y de las imágenes que construye.
Dado que la imagología se define también como el campo de los estudios
comparados que estudia las relaciones interculturales mediante el análisis
de la autoimagen (imagen de
sí mismo) y la heteroimagen (imagen del Otro), cabe
analizar cómo se ve Colón a sí
mismo, cómo se representa y cómo él representa a los otros.
2. Origen de Cristóbal Colón
Al tratar el tema del origen de Cristóbal
Colón y la influencia de
este hecho sobre sus actos posteriores, destacan los estereotipos de los caracteres nacionales.
El Colón de Carlos Fuentes habla de Génova, relacionada con su primera niñez,
y añade que a los genoveses no
se les toma muy en serio. Los florentinos los ven como a los
hombres no dignos de crédito, mientras que ellos
se ven a sí mismos como a la gente sobria y calculadora, lo que prueba el hecho
de que la autoimagen suele ser más positiva
que la heteroimagen. La gente de Ferrara, otra ciudad italiana, ve a los florentinos como a la gente siniestra, avara, llena de engaño, y a sí mismos como fijos
y aristocráticos. Los genoveses
desdeñan a los napolitanos y así continúan las visiones del Otro. Los genoveses,
se deduce, son quimeristas, fabuladores
y habladores. De los españoles Cristóbal Colón no dice
nada. Sin embargo, la ausencia de los
estereotipos en esta ocasión nos hace
pensar en las razones para omitirlos de una lista bastante
larga de los estereotipos vigentes en la época. En la llamada “Tabla de los pueblos”, una pintura al óleo que representa
distintas propiedades de los pueblos europeos,
hoy reconocida como la fuente de los estereotipos étnicos, los italianos
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son vistos como celosos por su naturaleza y carácter, agudos de ingenio, oportunistas, lascivos, inclinados al oro, etc. Los españoles están representados como vanidosos, inclinados hacia gloria y fama, lo que
se podría tomar en cuenta en el momento de interpretar el relato de Carlos
Fuentes.
En el estereotipo se desatiende el enfoque crítico. Los estereotipos étnicos están sujetos
a cambios y dependen del contexto histórico
y político. Son productos de
un período y a la vez la expresión de ese período (Pageaux 2007: 60-61). Un
hombre, un grupo o un pueblo posee ciertas
imágenes sobre el Otro en sentido del conjunto
de convicciones sobre sus rasgos
típicos y el comportamiento,
aunque hay que plantear la pregunta si un tipo determinado puede ser representativo para el pueblo entero (Gvozden 2001: 212).
Los estereotipos también pueden ser útiles para Colón y le sirven de excusa para sus invenciones. Es quimerista, fabulador, hablador no muy digno
de crédito y lo justifica
la opinión estereotipada
sobre los genoveses. Pero Colón no
necesariamente tiene que ser el verdadero representante de los genoveses. Por otra parte, si como un genovés no es digno
de crédito, igual no tiene que
ser de Génova, como lo sugiere, sino
de cualquier parte de Europa.
Fuentes, podemos decir, tiene un enfoque crítico al tratar el estereotipo y lo desarrolla hasta
sus límites.
Lo que
importa no es el carácter de la nación, sino la manera en la que los grupos
se ven unos a otros, es decir,
la imagen (Nusera 2002:
275-276). Como se desconocía
el origen preciso de Cristóbal Colón1, se le trataba
de extranjero tanto en
Italia como en España y Portugal. Fuentes (2008: 244) pregunta:
“Pero ¿qué significaba en aquellas épocas ser extranjero?”. Precisamente por eso a través de la figura de Colón se puede cuestionar la identidad y el concepto de la conquista. El hecho de ser extranjero determina su mirada hacia el Otro, pero también
influye sobre la visión que los otros
tienen de él. Georg Simmel
(2002: 59 -65), en un estudio sociológico,
explica que el extranjero entra en una comunidad cerrada y delimitada y trae consigo nuevas
cualidades y valores. El extranjero también, al conocer dos o más culturas, tiene gran prudencia. Está dentro pero
fuera del centro de lo que
le interesa y de ahí viene su independencia intelectual y su posición privilegiada.
A los extranjeros, por otra parte, no siempre se les
presta mucha confianza, pues el origen influye sobre la personalidad. En
el caso de Cristóbal Colón, la condición de ser genovés y de ahí fabulador, ha sido la causa de posiciones humillantes y marginadas en las que se encontraba. Al obtener los privilegios de los Reyes Católicos
para realizar la empresa y
al llegar al Nuevo Mundo, Colón tiene
la oportunidad de decidir
el destino y el conocimiento
de los otros, es decir, de sus patrones europeos. En ese momento el Colón de Fuentes se plantea a sí mismo la pregunta:
¿comunicar el descubrimiento,
callarlo o, de acuerdo con
el estereotipo de su origen, inventar una historia?
Por un lado, Colón cumple
el deber con sus patrocinadores,
los Reyes Católicos, y les envía el diario del descubrimiento, irónicamente, en una botella arrojada al mar. El contenido del diario no
corresponde con la realidad
inmediata de las tierras descubiertas. De este modo, queda la pregunta, ¿por qué Colón escribe
un falso diario y por qué lo arroja
al
1 Sobre las teorías
del origen de Colón se puede leer también el libro El enigma de Colón y los
descubrimientos de América de Juan Eslava
Galán (2006). Este autor indaga
las posibilidades de que Colón fuera español,
espía portugués, judío, genovés, pero también lo
cuestiona como al hombre idealista y visionario.
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mar? La posibilidad de
que el diario llegue hasta los
Reyes es mínima. ¿Por qué entonces cumple la promesa, pero comete una traición con el contenido inventado?
Según Tzvetan
Todorov (2010: 54), el teórico
de origen búlgaro, que entre otras
cosas se ha ocupado de la conquista de América, Colón ha decidido de antemano sobre todo lo que refiere
en sus textos, incluso la manera en la que los indios lo
perciben, de acuerdo con su supuesta mentalidad
medieval. El Colón de Fuentes también
parece haber decidido de antemano el contenido de su relato arrojado al mar e incluso declara abiertamente su posición ambigua en cuanto a la verdad de lo escrito. Él
relata las cosas tal como
le conviene, es decir, de acuerdo con la situación que quiere
presentar a los europeos. Este Cristóbal Colón inventa conscientemente la
historia. Pero, a pesar de reconocer las mentiras fabulosas contadas en su relato, admite que una parte es verdadera. La verdad es la existencia del paraíso, aunque
fuera una visión particular
del paraíso de Colón.
Ese Colón además, admitiendo sus mentiras, reconoce ser fiel a su carácter
predilecto del genovés no digno
de crédito y lo utiliza conscientemente para jugar con los poderosos que
anteriormente lo trataron mal. El estereotipo étnico le sirve de justificación, puesto que se comporta de acuerdo con el
carácter que se le atribuía como al miembro de un pueblo determinado.
Mathew Restall (2010: 33) de
este modo concluye que el origen de los mitos sobre Colón es él
mismo, pues difundió la imagen de un hombre solitario predestinado que se enfrenta a la ortodoxia para cumplir
un sueño que se anticipa a su tiempo. Es la imagen de un foráneo insociable y ridiculizado por la
clase dominante que no lo acepta. Restall
(2010:
36) también considera que la decadencia de la figura de Colón
se debe a su “estatus marginal de genovés y navegante en un mundo marcado por etnocentrismo castellano, donde se contempla
con desdén a los italianos y a los marineros”.
3. El destinatario del relato de Colón
Al relatar la situación en las tierras recién descubiertas el Colón de Fuentes tiene en cuenta las expectativas del lector de su diario. Colón
admite conocer la mentalidad
medieval de los europeos de
la época y ese conocimiento dirige sus palabras. Así, la imagen de las tierras nuevas se llena de fieras, caníbales, prodigios, amazonas, espacios míticos, etc.
Para intensificar el deseo de conquistar esas tierras, Colón enciende la imaginación de los supuestos lectores
con la imagen de las tierras
no tan fáciles
de conquistar, es decir, hay que
luchar para conseguir el
fin. Colón se muestra como un verdadero psicólogo. Los débiles desistirían de la empresa, pero los más
ambiciosos tendrían mayor motivación para ello. Se crea la imagen de una tierra muy difícil
de conquistar, a la vez tan lejana pero
tan deseada por sus riquezas. Colón será un héroe para sus patrocinadores y ellos, al conquistar esas tierras, serán los más poderosos.
La simple verdad sobre las tierras
que yacían delante de Colón no motivaría, tal vez, a los reyes
a seguir con la expedición.
El descubrimiento de Colón habría caído en olvido por su irrelevancia,
lo que su
carácter egoísta no le permite.
El juego con los estereotipos resulta muy constructivo
en el momento de cuestionar
la ideología y la base de algunos hechos históricos. Así, Colón admite ser un astuto observador y pensador del mundo y de la propia identidad. Él manipula los hechos y crea el mito del paraíso.
Según el Cristóbal
Colón de Fuentes, el paraíso
encontrado es la manifestación de la Edad de Oro, con una naturaleza intacta habitada por los buenos salvajes y que representa
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el contrapunto de la Edad de Hierro protagonizada por los europeos. Colón describe los indios
como gente buena, sincera e incorrupta hasta que se le exija algo bajo
la presión del miedo y el castigo, es decir, hasta
que no pierdan
su libertad. Por eso el Colón del
relato de Fuentes intenta aplazar
la llegada de los europeos y la consecuente Edad de
Hierro. Sin embargo, él mismo se pregunta si es posible hacerlo
y evitar el destino, mostrando una actitud pesimista
en cuanto al curso de la
historia.
Quedamos con la pregunta si
son los españoles llevados por los estereotipos en su actitud hacia Cristóbal
Colón o es Colón llevado por los prejuicios sobre los Reyes Católicos,
ya que le atormentan las preguntas en qué se va a gastar el dinero de las tierras nuevas. Luego, queda la pregunta si Colón es el traidor
de los Reyes Católicos o son ellos los traidores de la idea original
del proyecto del descubrimiento.
La imaginación es un elemento muy importante al trasladar la imagen de lo desconocido
a la tierra nativa. De ahí que en el diario también aparezcan muchas comparaciones de las tierras descubiertas con el paisaje de España. Colón cuenta con la recepción de sus escritos y por eso existe la existencia del lector implícito: “Quiero que el lector de este diario... “ (Fuentes 2008: 238). Con esto
impone su voluntad, pero también, a la vez, destruye su propia
autoridad confesando su condición de fabulador.
Evidenciamos el juego de autoridad textual y la negación
de la misma, pues Colón dice que
miente y que juega con sus posibilidades de dirigir el rumbo de la historia.
Un hombre marginado adquiere la posibilidad de tener la posición decisiva en el rumbo de la historia europea y es consciente de ello. En la historia oficial leemos
que Colón nunca supo de su
descubrimiento y su valor cardinal para el futuro. El
Colón de Fuentes tiene plena conciencia de ello y juega con los demás fingiendo
su desconocimiento.
4. El Otro en los escritos de Colón
El viajero parte con unas ideas preconcebidas
sobre lo que va a ver y la realidad no coincide siempre con lo imaginado. Hay
que confrontar los sueños anteriores
al viaje, la realidad que percibe Colón
en las tierras descubiertas
y la visión posterior y oficial de la historia (cfr. Sekulić 2011). Además del origen
de Colón, se notan en el relato de Fuentes también una actitud preocupada por el catolicismo, el deber con los Reyes católicos
cuyo cumplimiento es discutido, los
fines de la empresa, todo lo que
influye sobre la imagen construida del descubrimiento y la conquista de América.
En el primer contacto con los extranjeros de las tierras nuevas Colón los
describe como a la gente de rostros color de canario, que habla
como pájaros una lengua cantarina y anda desnuda. Le parece una gente inofensiva y amable. La primera impresión está confirmada luego por su comportamiento: le ayudan, le dan agua, comida y reposo. De esta manera se testimonia el primer contacto entre Europa y América en el texto de Colón.
Claudio Guillén (2007: 110, 99) plantea
la pregunta si uno
reproduce fielmente algún aspecto de la realidad o presta más atención a sus sentidos al describirla. Así concluye que
el Otro no tiene más significado
que el que la mirada del observador
le atribuye y que la imagen del Otro
se construye en el discurso.
Los sentidos son el medio
de contacto directo con lo nuevo y el sentido
de la vista es el más privilegiado (Peñate Rivero 2005: 62-63), aunque Colón también
dedica buena parte de su primera impresión al oído de la lengua cantarina de los indios. Se podría decir que Colón
presta más atención a los propios sentidos
que a la descripción del Otro, así
que de mayor importancia para la imagen del
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Otro
es la actitud del observador hacia el observado. En la escritura del Colón
de Fuentes encontramos más informaciones sobre el narrador que sobre los Otros.
Al mismo tiempo, Colón no dedica muchas palabras a los hombres, sino
al paisaje, los árboles y pájaros en la construcción de la imagen del Otro.
Todorov (2010: 56) escribe que la actitud de Colón hacia los
indios depende de la manera de percibirlos, pues él proyecta
valores propios en los otros, aunque
también observa la diferencia
en cuanto a superioridad e inferioridad. Así, los indios son “salvajes” (Fuentes 2008: 241) o “buenos
salvajes” (Fuentes 2008: 243). Todorov
(2010: 51) advierte que los adjetivos de oposición buenos/malos en realidad no dicen nada de los indios, puesto
que no solo dependen del punto
de vista del narrador, sino que también provienen
de la apreciación pragmática
de una situación y no del deseo de conocer.
Así, lo que
importa es que los indios son salvajes, aunque son buenos.
La cuestión que también
debe plantearse, y de la que muchas veces
hay que partir,
es cómo uno
se ve a sí mismo y cómo cree
que los demás
lo ven. En el libro La conquista de América Tzvetan
Todorov escribe que Colón se considera a sí mismo “como
elegido, como encargado de una misión
divina, y que ve la interpretación divina en todas partes” (Todorov 2010: 21). Por eso concibe y presenta
muchos de sus descubrimientos
como milagros.
En el relato de
Fuentes, la actitud de Colón
hacia los indios en mayor medida depende de la manera en la que cree que ellos
lo ven a él. Él disfruta
de la posición divina que
le atribuyen y por eso los encuentra simpáticos.
Al mismo tiempo reconoce la desigualdad entre ellos.
La imagen del otro dice
mucho del que observa, pues la imagen revela las relaciones establecidas entre el mundo del extranjero
y el observador, que construye la imagen (Pageaux 1994: 105-106). Esa imagen habla de la cultura del origen del
observador, así como de algo que
a veces no se comprende, no se expresa o reconoce fácilmente sobre la propia cultura. Fuentes por eso hace que Colón
revele todas las informaciones ocultas sobre su cultura nativa. También, Colón revela los mecanismos ideológicos de los españoles y los europeos en general.
Mientras que en la historia Cristóbal Colón muestra una ideología esclavista, ya que a la vez que
cree que los indios son buenos salvajes, los toma de esclavos,
el Colón de Fuentes actúa
de modo diferente. Fuentes
le otorga conocimientos de
la expedición a África, que sirvió de pretexto
para conseguir esclavos. Conociendo la supuesta evangelización de los africanos, Colón anticipa los acontecimientos que iban a ocurrir
también en las tierras que acaba de descubrir.
La evangelización se convierte
en la esclavización y Fuentes, buen
conocedor de la historia americana, hace que Colón
jure que en el nuevo mundo no se vaya
a repetir la historia de África.
Incluso le permite apoderarse
de ese mundo, tratarlo como su
propia posesión. Sin
embargo, el curso de la historia, sugiere
Fuentes, se podía haber cambiado. Con todo eso, este desvío no se ha realizado.
Otra cuestión que surge relacionada
con la posición tomada por Colón es su
duda por revelar al mundo su descubrimiento o guardarlo para sí mismo. De ahí, decide hacer las dos cosas al escribir su descubrimiento
y arrojarlo al mar, cumpliendo
la obligación con los Reyes y consigo mismo. Las confusiones sobre su propia identidad
le ayudan a cumplir el silencio sobre las tierras descubiertas del mismo modo que
la identidad plural de Colón
le ayuda a enfrentarse a otra cultura. Al no pertenecer a ninguna nacionalidad, su patria es donde se encuentra.
En esto reside una de las ideas del multiculturalismo.
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5. Colón, ¿hombre
de mentalidad medieval, moderna o posmoderna?
Daniel-Henri Pageaux
(1994: 107-111), uno de los
imagólogos más importantes, considera que en un momento histórico determinado y en una cultura determinada
no se puede escribir cualquier cosa sobre el Otro. La imagen es social y culturalmente condicionada.
Así, el estudio de la imagen del Otro
revela el funcionamiento de una ideología.
Es importante pensar en el posible
efecto de esas imágenes sobre la realidad y la
vida social y política. Aunque
no responden a la realidad objetiva, esas imágenes pueden
crear realidades nuevas y tal vez influir sobre el rumbo de la
historia (Moll 2002: 360-361).
Si miramos a fondo el contexto histórico del relato
de Cristóbal Colón, se
trata de un período de transición
entre la Edad Media dominada por la religión y la época moderna con los bienes materiales en la cumbre de la escala de valores.
Todorov (2010: 23 -32) considera que
Colón tiene mentalidad medieval aunque fue el hombre que
inauguró la era moderna. También
escribe que Colón no se deja llevar por la propia experiencia, sino que escribe de acuerdo con los escritos de las autoridades. Colón encaja toda
la experiencia en moldes preestablecidos, no interroga nada, no busca la verdad sino que solo quiere
confirmar verdades conocidas con anterioridad. Así, Colón escribe
que las tierras descubiertas son ricas, puesto que desea
que sean ricas. Su convicción
es anterior a la experiencia.
Según Todorov (2010: 34): “este
tipo de interpretación, fundado
en la presciencia y la autoridad,
no tiene nada de moderno”.
A diferencia del Colón histórico,
el Colón de Fuentes tiene plena conciencia de sus alrededores –por su propia experiencia– y entonces escribe de acuerdo a su propia
voluntad. Fuentes retrata a Colón
como un hombre moderno, incluso posmoderno, pues se muestra como pragmático
que cuestiona todo.
Todorov (2010: 26) escribe que Colón no
solo cree en el dogma cristiano,
sino también en las sirenas, amazonas, etc. y eso le permite encontrarlas en el
nuevo mundo. Así interpreta el hecho de que Colón en una de sus cartas escriba sobre las amazonas. Todorov (2010: 27) atribuye creencias en las amazonas y cíclopes a Colón, mientras que Fuentes se las atribuye a los europeos y españoles, aludiendo a que Colón inventaba
cosas para provocar la imaginación de los europeos, puesto que la mentalidad europea estaba dispuesta a recibir esas imágenes.
Fuentes cuestiona las creencias de Colón, deja lugar a dudas sobre ellas y las invierte en unas historias conscientemente inventadas, para satisfacer la mentalidad medieval
de los europeos. Dado que no
hay pruebas de la sinceridad de sus creencias,
Fuentes las analiza y plantea otras
posibilidades no tomadas en cuenta por los que creían
verosímiles las palabras de
Colón escritas en sus cartas y diario.
Relacionado con el cambio de las épocas es también
el género del diario, el cual fue elegido por Colón para referir su testimonio de los hechos históricos.
En la época moderna se ha llegado
a unos cambios radicales en el campo de la
literatura autobiográfica o memorialística
(diarios, memorias, libros de viaje). Esos géneros son híbridos y presentan varias contraposiciones como sujeto/objeto,
factual/ficcional, etc. Por
eso, al hablar de los géneros autobiográficos,
hay que pensar
en el concepto de frontera, la cual a veces se sobrepasa, así que de un diario,
al preponderar sus cualidades
ficcionales, nace una ficción.
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Construcción y deconstrucción de la posición de Colón en el relato “Las dos Américas” de Carlos Fuentes
La proliferación de los géneros autobiográficos
supone un remedio para la identidad fracturada de la modernidad, según Laura Marcus, citada por José María Pozuelo Yvancos (2006: 16). Entonces, el motivo del Colón de Fuentes para presentar su historia verdadera –si la pudiéramos llamar así de acuerdo
con las expectativas del género de las crónicas–, es su actitud
moderna de la identidad rota e incluso
en algunos aspectos la posición posmoderna del hombre que
empieza a cuestionar su propia posición.
Colón es consciente de sus actos, de su identidad e intenta remediarla con los escritos. De este modo Fuentes lo presenta como
a un hombre moderno. Se deconstruye la verdad de los diarios de Colón, pero sigue
ateniéndose a la escritura
de los elementos íntimos, que es
el aspecto principal de los
diarios.
Se ponen en cuestión las características de los diarios y las crónicas del descubrimiento
de América. Las crónicas y los diarios tienen
muchos elementos que también definen
a las ficciones y son los que entonces le permiten a Fuentes cuestionar los elementos supuestamente
factuales en ellos, ya que las fronteras
entre ficción y factualidad en esos textos son borrosas. De este modo las fronteras son siempre los espacios
de interés y se abren para cuestionamientos diversos.
Al desarrollar los aspectos ficcionales
para demostrar la falta de su factualidad se desacralizan los géneros autobiográficos. Elemento importante de estos géneros es el pacto
autobiográfico, es decir, el pacto entre el autor de la autobiografía
y el lector. Según este, Colón
debería escribir la verdad sobre su propia vida, ya que lo refiere
en forma autobiográfica con el diario.
También el lector se compromete
a creer en la escritura del autor de la autobiografía, lo que el Colón
de Fuentes le exige a su lector implícito.
Carlos Fuentes juega con las perspectivas
de este género y, al parecer,
no rompe el pacto establecido, es más, lo
utiliza para cuestionar la verdad
escrita. De este modo, el
lector le cree al Colón creado por Fuentes quien por fin
revela la verdad sobre sus invenciones
y explica sus motivos para hacerlas.
6. Autentificación de los hechos ficcionales
Según las reglas de autentificación de los hechos ficcionales, desarrollada por Lubomir Dolezel (1997: 112), el narrador
en primera persona tiene que ganarse su
autoridad autentificadora, mientras que para el autor anónimo en tercera persona esa autoridad viene
dada por conveniencia. La autenticidad
del narrador en primera persona se basa en el hecho de que es
un experimentador y/o el testigo
de los sucesos que describe (Doležel
1997: 114). Es decir, la crónica
como obra del testigo presencial,
debería ofrecer unas informaciones autentificadas.
Sin embargo, al tratar
la obra de Fuentes, hay que tener en cuenta
la evolución de la narrativa
de ficción y la tendencia a
destruir la autoridad de autentificación, que abre nuevas dimensiones
de sentido porque hace que el concepto
mismo de la existencia ficcional se convierta en problemático, como lo explica Doležel (1997: 117).
La autentificación se aniquila
cuando se priva al narrador
de su autoridad autentificadora. Esto se puede hacer de dos maneras. Una, cuando el narrador es inconsistente en sus afirmaciones destruyendo la propia credibilidad. Otra, cuando el narrador asume una posición irónica hacia su
autoridad autentificadora (Doležel 1997: 118).
En el caso de Fuentes
y el relato “Las dos Américas”,
la misma autoridad que presenta los
hechos ficticios también levanta sospechas sobre ellos. La ficción moderna que
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presenta estos casos de los mundos
narrativos sin autentificar
pone de manifiesto las limitaciones de la semántica tradicional, podríamos concluir de las teorías de Doležel.
Como del
carácter testimonial depende
la veracidad de la historia, el Colón
de Fuentes dentro de los marcos ficcionales insiste en su sinceridad y su perspectiva reparadora de las falsedades contadas en las cartas del Colón
histórico. Colón obtiene la segunda oportunidad de decir la verdad. Marcela Raggio (2010: 5) lo explica de siguiente modo:
Es decir, el Colón de la ficción hace suyas las palabras del Colón
histórico para señalar –en
una abierta ironía propia del descreimiento
contemporáneo hacia los textos del
pasado- cuáles fueron sus únicas palabras verdaderas en la versión anterior. De este modo,
se asegura la credibilidad del público para esta, su segunda
y –por confesional- definitivamente verdadera historia.
7. Conclusiones
En el relato “Las dos Américas”, Fuentes cuestiona todo, incluso la figura del propio narrador
de los acontecimientos del descubrimiento y la conquista de América. Fuentes,
mediante el desarrollo de la relación
ambigua entre historia y ficción,
niega la existencia del conocimiento objetivo de la conquista. Él pide una mirada
plural sobre los hechos pertenecientes a la parte oscura
de la historia relacionada con la conquista.
Se concluye que la visión total de otro mundo y de otra gente depende de la ideología del observador
y escritor de la historia. Sin embargo, en el caso de Cristóbal Colón, esa ideología
está basada en varios elementos: sus deseos, ambiciones, frustraciones por su origen, recuerdos de la niñez, la falta de la patria,
etc.
Aunque el Cristóbal Colón del relato
de Fuentes hace una revisión
crítica de la actitud europea hacia el mundo y la historia, él tampoco logra asimilar
la actitud india. Su perspectiva es más bien un cuestionamiento
continuo de miradas unilaterales y un empeño en que los enfoques
lleguen a ser plurales.
Bibliografía
DOLEŽEL, Lubomir, Heterokosmika: fikcija i mogući svetovi, Beograd,
Službeni glasnik, 2008. ESLAVA
GALÁN, Juan, El enigma de Colón y los
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