Colindancias (2013) 4: 111-124
Branka Kalenić Ramšak
Universidad de Ljubljana
Eslovenia
Los límites
de la ficcionalidad: ejemplos
de la autoficción
en la narrativa española
actual
Recibido 21 de febrero de 2013 / Aceptado 11 de junio de 2013
Resumen: El artículo
presenta la novela española
contemporánea basándose en los textos de algunos
autores que al inicio del nuevo
siglo intentan encontrar salidas al eterno reciclaje posmodernista.
Con el paso del siglo XX al
XXI los escritores empezaron a preguntarse sobre el futuro estético de la literatura
y de la novela. Aunque en el siglo
pasado se anunció ya muchas veces
la muerte de esta, este género tan resistente
todavía no ha desaparecido, es más, de cada crisis ha salido renovado y más decidido a sobrevivir. En el mundo
occidental está ganando terreno un nuevo género que aborda el problema de
la relación entre lo verdadero y lo verosímil. Se trata de un pacto novelesco y un pacto autobiográfico, de autobiografía ficticia o de autoficción (autofiction) cuya característica principal es el mestizaje de géneros que pertenecen tanto al mundo real, como al mundo ficticio.
Otra vez se ha mostrado la influencia decisiva del Quijote. Los que buscan salida
del círculo vicioso posmodernista, raspando como nuevos
palimpsestos las huellas imborrables del Quijote, son también
textos narrativos de
Enrique Vila-Matas y de Javier Cercas.
Palabras clave: autoficción, narrativa
española contemporánea, posmodernismo.
Abstract: The paper presents the contemporary
Spanish novel based on texts of some authors that
at the beginning of the new century
are trying to find exits from
the perpetual postmodernist
recycling. In the course of the 21st century, writers began to
wonder about the future of literature
and aesthetics of the novel. Although
in the past century the death
of the novel was announced many
times, this genre has not
disappeared yet, indeed, each crisis
has left it renewed and more determined to survive. In Western literature, a new genre that addresses
the problem of the relationship between the truth and
the verisimilitude is gaining place. In the contemporary novel, a pact between the fiction and
the autobiography is emerging, the
fictional autobiography known as autofiction, whose main characteristic is the mix of genres
belonging both to the real and
the fictional world. Once again
the decisive influence of Cervantes's Don Quixote has been shown. The texts that are looking for the way out of the vicious postmodernist circle, as new palimpsests of Don Quixote, scraping the traces
that cannot be erased, are as well narrative texts of Enrique Vila-Matas and Javier Cercas.
Key words: autofiction, contemporary Spanish narrative, postmodernism.
1. Introducción
En la antigüedad o en la época
medieval, cuando la escritura
escaseaba o era un proceso muy caro, los manuscritos
escritos sobre los pergaminos se borraban o mejor dicho se raspaban para eliminar la parte
superficial; nuevos manuscritos
se escribían sobre los
pergaminos anteriores.
‘raspado’. Claro, los conservaban sus restos.
El término griego palimpsestos significa palin ‘de nuevo’ y psestós textos rascados no eran completamente eliminados, sino que
La
crítica literaria posterior
utilizó la metáfora del palimpsesto para declarar que cada texto literario tiene huellas de textos anteriores, que escribir en general significa reescribir y que todo texto
conserva huellas de una escritura
anterior que es visible, aludida o borrada artificialmente. La pregunta
básica que se impone ya desde
el concepto clásico de imitatio es cómo entender
las complejas y conflictivas
relaciones entre los textos viejos
y los nuevos, es decir,
cómo delimitar influencias entre la tradición y la originalidad1. Tal como
sucede en la historia literaria,
por ejemplo, con la primera
parte del Quijote
de Cervantes, el Quijote apócrifo de Avellaneda y la segunda
parte del Quijote
de Cervantes. Hans Robert Jauss en su libro
Wege des Verstehens
(1994)2, considera que todo nuevo
texto entra en las redes culturales –polifónicas e intertextuales– con
el pasado de modo que jamás se pueden
borrar las huellas de los textos anteriores:
Todo viejo
texto puede convertirse en pretexto o palimpsesto de nuevos textos, se renuncia a la singularidad de la obra autónoma, abriéndose, en cambio, el horizonte de una intertextualidad
en la que el presente tematizado de otros textos permite incluso la más libre disposición
de todas las culturas pasadas en la polifonía del texto que
así se forma. (Jauss, en Saldaña Sagredo 2013: 45)
El contexto epistémico posmodernista se hizo actual en
el siglo XX, particularmente
en la segunda parte del siglo pasado. El arte contemporáneo y también la
literatura, que en su fondo siguen siendo
posmodernistas, ya no se pueden explicar
únicamente desde las perspectivas estéticas tradicionales o modernistas, sino que tienen
que ser abordados en su incesante proceso
de mutabilidad. El posmodernismo
se sitúa en el vacío entre la cultura canonizada y la
cultura popular, la cultura marginada, entre el pasado tradicional y la contemporaneidad
original. Entre estos dos extremos hay mil y una maneras de combinar, de nuevos contextos, de palimpsestos en los que muchas
veces las referencias originales resultan absolutamente irreconocibles. Todo se permite, todo se puede mezclar, el arte de la
sublime estética con el arte antiestético,
todo es posible,
nada es seguro. El posmodernismo supone la simultaneidad de distintos discursos, de diferentes poéticas, estéticas y filosofías que no se excluyen entre sí, sino
que se complementan y en el
sistema de nuevas relaciones
ofrecen nuevas posibilidades. Así pues, el arte posmodernista, ya en tan democrática
definición, abierta y espontánea, no tiene ningún inconveniente en utilizar cualquier estrategia artística que lo pueda
llevar al alcance de sus objetivos. La característica
principal de la literatura en general y de la prosa
en particular –también de la novela española– de las últimas décadas es la pluralidad
de tendencias. La novela de fines
del siglo
XX ha vivido
la multiplicación de mensajes
sin normas estéticas o principios dominantes. En la hetereglosia comunicativa la literatura se ha convertido en un mensaje más.
A
pesar de la gran variedad de temas y de formas, la mayoría de los narradores contemporáneos manifiestan la
duda esencial de su escritura: ¿cómo se relaciona su
originalidad con los textos del pasado?
O sea, ¿cómo se puede determinar la propia
1 Gérard Genette explica
las múltiples relaciones de
los textos entre sí en el libro Palimpsestes (1982).
2 En la traducción española
(2012) el libro se titula Caminos de la comprensión.
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originalidad? En La huella en el margen, último libro de Alfredo Saldaña Sagredo, se exponen interesantes ideas sobre la originalidad literaria en el posmodernismo:
El pensamiento posestructuralista de
la posmodernidad traslada
el concepto de “originalidad”
a una profunda crisis y el texto
literario se contempla al calor
de una determinada tradición
literaria edificada desde antiguo sobre la palingenesia y el palimpsesto en
la que los textos surgen, se desarrollan y, algunos de ellos, provocan la escritura de otros textos. (Saldaña Sagredo 2013: 45)
Los escritores contemporáneos establecen la relación dialéctica hacia sus predecesores, que la entienden a la vez como herencia positiva,
como deuda insoportable o como negación de la tradición. Y en el
escenario literario de polifonía, de heteroglosia y de simultaneidad, donde anything goes (John
Barth) o todo se repite “pero con ironía, no inocentemente” (Eco 1984: 67),
los nuevos textos son, sobre todo, “versión, cita, adaptación, traducción, glosa, comentario, interpretación, influencia, crítica, alusión, homenaje, imitación, parodia,
etc.” (Saldaña Sagredo
2013: 46).
2. Otro camino para
la novela
“Hombre entre dos aguas del siglo habrá
tenido el privilegio agridulce de asistir a la decadencia de una cosmovisión y
al alumbramiento de otra muy diferente” (Cortázar 1971: 10).
Con el paso del siglo XX al XXI, parecido a lo que
solía ocurrir en el pasado con los cambios de los siglos, como lo
preveía también Cortázar basándose en la experiencia de los siglos pasados, los escritores empezaron a preguntarse sobre el futuro estético de la literatura
y de la novela. Aunque en el siglo
pasado se anunció ya muchas veces
la muerte de esta, este género tan resistente
todavía no ha desaparecido, es más, de cada crisis ha salido renovado y más decidido a sobrevivir.
El
límite entre mundo real y ficción se ha derrumbado; no es solo el autor el que entra en el mundo de la ficción sino como
uno de los personajes allí se encuentra también el lector. La novela
de inicios del siglo XXI deja de contar solo lo que ocurre
en el mundo real (la novela realista del siglo XIX) o en las correspondencias ocultas entre los objetos
(el modernismo) o en el interior de los personajes, en la realidad interior de su conciencia (p. ej. Kafka), por
contra se orienta también hacia
el mundo estético de la
literatura. El texto literario
ya no tiene
sus fundamentos exclusivamente
en la realidad exterior o en la realidad
interior sino también en la
realidad estética literaria, o sea en el mundo narrativo (p. ej. Borges, Vila-Matas).
En el mundo occidental está ganando terreno un nuevo género que
aborda el problema de la relación entre
lo verdadero y lo verosímil. Los anglosajones, con su típica inclinación al pragmatismo, empezaron a llamarlo faction (fact + fiction), una nueva forma de novelar en la que lo real aspira a convertirse en ficción. Se trata de la fusión de
hecho y ficción, de la mezcla de la relación entre verdad y verosimilitud. Lo verosímil no es
una propiedad
de objetos o de historias sino de su construcción
artística, como lo definió Aristóteles
en su Poética. Este axioma parecía hasta ahora intocable
y excluyente, porque lo verdadero
era y sigue siendo una categoría de la realidad que carece de valor
literario, y la
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verosimilitud de un relato es lo
que le otorga la razón de existencia –la labor principal de un novelista es
hacer creíble su relato. Sin embargo, la nueva novela invierte esas relaciones y el nuevo género híbrido
amplía la ficción con lo verdadero con intención de que lo verosímil también
influya sustancialmente
sobre lo verdadero hasta que se borren
los límites entre ellos.
José María Guelbenzu (cfr. en Heredia 2007: 217) considera que
el nuevo género híbrido que está
ganando terreno en el mundo de la escritura, aunque todavía sin nombre definido, es mezcla de autobiografía,
reportaje e invención. Se trata de un pacto novelesco y un pacto autobiográfico, de autobiografía ficticia o de autoficción (autofiction) cuya característica principal es el mestizaje de géneros que pertenecen tanto al mundo real (al mundo de los hechos),
como al mundo ficticio (al mundo de la imaginación).
Enrique Vila-Matas, en
el discurso de recepción del Premio Rómulo
Gallegos, también expresa su certidumbre de que la literatura del futuro tiene que
ser una literatura mixta, mestiza tanto
en temas como en formas
donde los límites se confundan y la realidad pueda bailar en la frontera con lo ficticio, y el ritmo borre esa
frontera. De un tiempo a esta parte, yo quiero ser extranjero siempre. De un tiempo a esta parte, creo que cada vez más
la literatura trasciende las fronteras
nacionales para hacer revelaciones profundas sobre la universalidad de la naturaleza
humana3.
La
pregunta que se impone por sí sola y que nos ayudará
entender esta nueva tendencia narrativa es: ¿Dónde está la raíz
de la autoficción, de ese raro mestizaje de géneros literarios y no literarios?
2.1. La novela de la metaficción
La
autoficción
es una amplificación de la metaficción, que por su lado es
independiente tanto de la época en la que nace como de la moda literaria del momento.
La metaficción es siempre una forma de experimentación
de nuevas posibilidades de narración que no
siguen los moldes tradicionales de narrar, que cuestionan
la convicción de que la
literatura sea la representación
estricta de la realidad.
La metaficción puede ser entendida como un conjunto de estrategias retóricas cuya finalidad estética consiste en poner en evidencia las condiciones de posibilidad de toda ficción, es
decir, de toda construcción de sentido y de toda textualidad como articulación de signos en cualquier contexto. La literatura de metaficción
es aquella que se vuelve hacia
sí misma a través de diversos recursos literarios y pone al descubierto las estrategias de la literatura en el proceso
de creación. Metaficción es la ficción acerca
de la ficción, esto es, la ficción que incluye dentro
de sí misma un comentario sobre su propia identidad lingüística y/o diegética (cfr. Hutcheon 1996: 41-42) centrada en
la conciencia del proceso narrativo.
El
término inglés metafiction fue usado por la primera vez por William Gass en 1970, en su ensayo Philosophy and the Form
of Fiction, que forma
parte de su obra Fiction and the Figures of Life. Luego, importantes investigadores de la metaficción fueron Robert Scholes y, en las décadas siguientes, también Robert Alter,
Linda Hutcheon, Robert C.
3 www.analitica.com/bitblioteca/vila_matas/romulo_gallegos.asp.
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Spires, Patricia Waugh y muchos otros; en el área de la
literatura española, Gonzalo
Sobejano y sobre todo José María Pozuelo Yvancos.
En todas las novelas de metaficción se encuentran planteamientos en torno a las relaciones entre la vida y la
literatura, entre la realidad
y la ficción y consecuentemente
entre el autor, su creación y el lector como intérprete. En todas ellas subyace una concepción de la realidad y un misterio en torno a la creación literaria. Pero la respuesta a la pregunta de cómo son estas relaciones no es única
en todas las épocas literarias; hay que tomar en consideración
distintas implicaciones estéticas y epistemológicas, algunas más generales
y otras más específicas. La metaficción lleva implícita una concepción dinámica del género narrativo
que está en continua evolución y en continuo movimiento sobre el círculo que va desde la escritura a la lectura y al revés,
desde la lectura hacia la escritura.
La
estrategia principal de la metaficción
consiste en convertir el acto
de escribir y/o el acto de leer en el tema de la ficción, de
la narración. De este modo,
el contexto de escritura
original se convierte en una ficción
que forma parte del horizonte de resemantización de
la lectura. Y el acto de leer,
por su parte, pasa por la selección
de los contextos de interpretación, entendidos así como contextos
de producción textual.
La
lectura de materiales metaficcionales
es una actividad activa, cómplice y arriesgada. El lector
de metaficción corre el peligro de perder la seguridad en sus convicciones acerca del mundo
y acerca de la literatura, corre
el riesgo de modificar sus estrategias de lectura y de interpretación
del mundo, pero el mayor riesgo
es tal vez la duda acerca de las fronteras entre la realidad y las convenciones que suelen utilizarse para representarla.
En
la historia literaria se ha identificado
las características metaficcionales
más importantes: el antirrealismo, la autoconciencia,
la reflexión autocrítica,
la teorización literaria dentro de la narración, el carácter lúdico, la importancia de la recepción, el carácter intertextual o autotextual,
la consciencia de que toda escritura es reescritura, el narrar cómo se está narrando o la reflexión sobre la propia escritura que se manifiesta a través de la técnica del espejo,
de la mise en abyme.
Todas las características
mencionadas se valoran bien mediante el acto de escribir, o mediante el acto de leer, o mediante un discurso oral
entre personajes que discuten acerca
de cómo escribir la novela
para incluir en ella aquel discurso: el ejemplo clásico de estos tres aspectos
es el Quijote.
2.2. El caso Quijote
La novela
moderna, en el sentido más amplio de la palabra, nace con el
Quijote. Cervantes pega el salto decisivo
hacia la modernidad literaria: da el paso de la mirada
literal a la mirada literaria
(cfr. Guelbenzu, en Heredia 2007: 214).
Cuando apareció el Quijote apócrifo de Alonso Fernández de Avellaneda, Cervantes no
se defendió como autor ante
el usurpador, al contrario hizo que se defendiesen
los personajes mismos en la segunda parte: “No
de autor a autor, sino de libro
a libro, la escritura vive en su propia
materialidad y se define a sí misma: eso
es la literatura” (Guelbenzu,
en Heredia 2007: 214).
Y
con ese paso Cervantes funda también
la novela metaficcional, una novela que no refiere
solo un mundo representado
o imaginado, sino, principalmente a sí misma, que pone
al descubierto las estrategias
de la literatura en el proceso de creación.
El Quijote es
el texto paradigmático de
la escritura metaficcional
con la que Cervantes cuestiona
las
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convenciones literarias dominantes y funda otra realidad mediante la imaginación y el lenguaje, mezclando los géneros
y burlándose de ellos.
En
el Quijote encontramos,
entre otros recursos metaficcionales, personajes que comentan la primera parte del Quijote o que se divierten con un ejemplar de esta novela, la multiplicación de la voz narrativa, la representación del narrador y el protagonista
por medio del teatro de guiñol, la pérdida y recuperación del manuscrito en el que se apoya la escritura, diversos comentarios formulados por otros personajes acerca de la narrativa contemporánea a la producción de
la novela de Cervantes, con lo cual
se establece un diálogo
intertextual.
La novela de Cervantes, en su
narración y en su composición, reflexiona sobre el género novelístico y expone una nueva estética. Cuestionando el mundo de la ficción, Cervantes cuestiona también la realidad. Con los recursos y estrategias metanovelísticos genera muchos interrogantes sobre los límites entre la ficción y la realidad confundiendo, intencionalmente, ambos mundos a lo largo de la novela. Lo ficticio parece real y lo real parece ficticio.
De
este modo Cervantes abrió
un abanico de posibilidades
a la novela posterior, tanto a la realista, a la
modernista, como a la posmodernista
y, últimamente, a la autoficcional.
Todos los escritores contemporáneos reconocen su influencia,
especialmente los que intentan buscar
salir del círculo vicioso posmodernista, raspando como nuevos palimpsestos
las huellas imborrables del Quijote. Entre ellos se encuentran también textos narrativos de Enrique
Vila-Matas y de Javier Cercas.
3. Enrique Vila-Matas: Homme de lettres
Sus
antecedentes se encuentran
en la crisis modernista de las artes
mimético-representativas, pues
reacciona contra el concepto
posmodernista de anything goes o todo vale. Vila-Matas se ha dado cuenta de que, con el cambio del siglo XX al XXI, la verdadera literatura,
la del gozo estético, tiene un futuro incierto. Y la imagen de la agonía literaria le provoca un terrible sentimiento de melancolía y soledad, que presenta
en El mal de Montano:
A comienzos
del siglo XXI, como si mis pasos
llevaran el ritmo de la
historia más reciente de la
literatura, me encontré solitario y sin rumbo en una carretera perdida, al atardecer, en marcha inexorable hacia la melancolía. Una lenta, envolvente,
cada vez más profunda
nostalgia por todo aquello que la literatura había sido en otro tiempo
se confundía con la niebla
a la hora de crepúsculo. […] En el arte me veía rodeado
de odiosas mentiras, falsificaciones, mascaradas, fraudes por todas partes. Y además me sentía muy
solo. Y cuando miraba lo que tenía
frente a mis ojos veía siempre
lo mismo: la literatura a comienzos del siglo
XXI, agonizando. (Vila-Matas
2009: 245)
Sin
embargo no se conforma con la aparente situación sin salida, sino que cree
en el futuro de la literatura y de la novela que no ha muerto,
sino que liberada de todo tipo de funcionalismos, evoluciona hacia su autonomía
absoluta: “Decidí que en mi
diario novelado
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yo encarnaría
de pronto –para salvarla de
la extinción– a la literatura misma,
nunca tan gravemente amenazada como a comienzos de este siglo” (Vila-Matas 2009: 226).
Solo la verdadera
literatura puede salvar al hombre. En el discurso de recepción del
XII Premio
Internacional Rómulo Gallegos en 2001 expuso lo siguiente:
El orgullo
del escritor de hoy tiene que
consistir en enfrentarse a los emisarios de la nada –cada vez más numerosos
en literatura– y combatirlos a muerte
para no dejar a la humanidad precisamente en manos de la muerte. En
definitiva: que a un escritor
le podamos llamar escritor. Porque digan lo que
digan, la escritura puede salvar al hombre. Hasta en lo imposible4.
Sus novelas se caracterizan por la actitud renovadora fundamentada en la técnica metaficcional con el fin de rehuir
los esquemas tradicionales del narrar, pero sin caer en el mero experimentalismo. Vila-Matas se empeña en establecer un
interesante juego de ficción
con los materiales narrativos –ficcionales, históricos, biográficos, ensayísticos, etc.– intentando borrar los límites
entre los géneros. Lleva la intertextualidad a extremos insospechados; no para de citar textos y autores, de comparar la vida de
sus personajes con la de personajes
ficcionales de otros autores o con personajes reales. Su motivación principal es establecer una reconstrucción estética y canónica explotando la dimensión metaliteraria. En la necesidad de desmontar el mecanismo de la ficción realista,
entiende la literatura como
una extraña forma de vida que
se ha convertido en el material de su escritura. El asunto principal de su literatura
es la propia literatura, su ámbito, los
escritores, críticos, lectores…, y las actividades intelectuales relacionadas –escritura y reescritura, lectura,
interpretación... Se trata de un novelista del agotamiento, del acabamiento, of the exhaustion, según la definición de John Barth.
La
gran entrada de Enrique
Vila-Matas en el mundo narrativo ya tuvo
lugar con Historia
abreviada de la literatura portátil
(1985). Pero las novelas
con las que afronta nuevas técnicas narrativas son sobre todo las que toman
como punto de partida a Bartleby y compañía (2000),
El mal de Montano
(2002) y Doctor Pasavento
(2005), una catedral metaliteraria
según algunos críticos. Sus personajes viven diferentes males de la creación: uno deja de escribir (Bartleby), otro tiene el mal de no poder dejarlo (Montano), el tercero se vuelve loco por querer desaparecer totalmente (Pasavento). Las características meta y autoficcionales
se pueden destacar también en los textos posteriores, por ejemplo en Dublinesca (2010).
3.1. Historia abreviada
de la literatura portátil
El mecanismo de la autoficción de
Vila-Matas realiza el ensanchamiento
de la novela de tal modo que
el autor hace ambigua la relación
narrador-autor y consecuentemente
invade y modifica la realidad
con su ficción. Muchas veces se trata de artistas y escritores reales que participan en la formación de una sociedad
secreta, del movimiento conspirador Shandy. Ya desde
Historia abreviada
de la literatura portátil (1985) comparten unas instrucciones para decodificar un
mensaje secreto: Si Hablas Alto Nunca Digas
Yo. Las mayúsculas forman el anagrama de la palabra SHANDY, referencia a
4 www.analitica.com/bitblioteca/vila_matas/romulo_gallegos.asp
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Tristram Shandy, la novela de Laurence Sterne. Los escritores
shandys engendraron la escritura autoficcional de Vila-Matas, lo cual es
una constante de buena parte de sus escritos. Historia abreviada de la literatura portátil
incide sobre todo en la
ruptura de la causalidad narrativa
que se ofrece como una lectura densa, desdoblada
en muchas secuencias que se apropian de otros textos. Mediante esa salida de sí
mismo, Historia...
sitúa su lectura en una red de textos que,
en última instancia, invoca
toda la textualidad.
3.2. Bartleby y compañía
En
Bartleby y compañía el
punto principal de inflexión
para una nueva forma de novela lo
ofrece el juego con los límites genéricos
y principalmente la transición
constante que en este libro
se da entre lo real y lo imaginario, lo inventado y lo sucedido. Los dos procedimientos o mecanismos para producir esa impresión
son la mixtura de géneros que
ponen en un mismo nivel ensayo, diario íntimo y novela, y el mecanismo conocido como autoficción, lo
que provoca un constante juego
con la credibilidad de la voz
narrativa, sometida a sospecha (cfr. Pozuelo Yvancos 2004: 269-270).
Es
un libro sobre sí mismo, una novela “haciéndose” (Pozuelo-Yvancos 2004: 271), un laberinto
de recurrencias en forma de un tejido
de 86 teselas con claros rasgos autorreferenciales acerca del arte de no escribir. El escribiente Bartleby es un personaje que opta por el silencio, por la inactividad: “Ese oficinista de un relato de Herman Melville […] que,
cuando se le pregunta dónde nació o se le encarga un trabajo o se le pide que cuente
algo sobre él, responde siempre diciendo: –Preferiría no hacerlo” (Vila-Matas 2004: 12). Desde el inicio la novela se impone como un comentario a un texto invisible: “Escribiré notas a pie de página que
comentarán un texto invisible, y no por eso inexistente, ya que muy podría
ser que ese texto fantasma acabe quedando como una suspensión en la literatura del próximo milenio” (Vila-Matas 2004: 13-14).
Se trata, pues, de un palimpsesto en el que los textos
primarios, de literatura comparada
con otros autores, y los secundarios, comentarios de Vila-Matas, se mezclan en la red intertextual y quedan al mismo nivel, indistintamente, sin límites entre sí para crear
un nuevo género narrativo, una nueva forma de novelar. Bartleby es un libro,
como sostiene Vila-Matas, dedicado a la literatura del No, al arte de rechazo, al silencio. Vila-Matas escribe precisamente en vez de los escritores
que han dicho no a la escritura, intentando resolver con autoficción un problema personal con la escritura,
y al mismo tiempo problematizar la relación entre realidad y ficción.
El
procedimiento estilístico que refuerza la ruptura de fronteras entre la realidad y la ficción, entre los géneros,
es la mise en abyme, utilizado también en esta novela (cfr. la tesela 72). El texto escrito por Vila-Matas se convierte en el comentario, en
una duplicación de la literatura comentada.
El resultado de la duplicación
es que el texto no se distingue
del comentario. Así se borran las fronteras entre la realidad y la ficción, “de modo que resulta
absurdo salir de la
literatura para efectuar un comentario
que no sea,
él mismo, literario” (Pozuelo Yvancos 2004: 273).
3.3. El mal de Montano
Es
aquí donde Vila-Matas explica más directamente su estética literaria o, mejor dicho, metaliteraria.
Si Bartleby ha propagado la
poética del silencio, Montano es su
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oposición: está
enfermo de libros, padece de: “una peligrosa enfermedad […], literatosis –así calificaba Onetti a la obsesión por el mundo de los libros” (Vila-Matas 2009: 64). Todo el texto es un flujo
discursivo, construido de fragmentos, su autor nunca sale de la órbita literaria concebida por otros autores. El espacio de la novela lo forman las imágenes de duplicidad, de laberinto, de juego de espejos, de mise en abyme:
El tema del doble –y también
el del doble del doble y así
hasta el infinito en un
extenso juego de espejos–
se halla en el centro del laberinto de la novela de
Julio Arward, una novela que
–ya estoy escribiendo como el crítico literario que soy– es
una autobiografía ficticia
en la que el autor se hace pasar por Cosme Badía y, recordando con una
memoria extraña a la suya,
se inventa el mundo de los primos hermanos y hace como si estuviera
recordando ese mundo y tuviera presente en todo momento estas palabras
de Faulkner: “Una novela es la vida secreta de un escritor, el oscuro hermano gemelo de un hombre”.
Quizás la literatura sea eso: inventar otra vida que bien pudiera
ser la
nuestra, inventar un doble.
(Vila-Matas 2009: 16)
La novela trata el
motivo de la autobiografía ficticia, de una duplicidad de espejo, puesto que el joven Montano
ha escrito una “peligrosa
novela sobre el enigmático caso
de los escritores que renuncian a escribir” (Vila-Matas 2009: 15)5, Vila-Matas
está escribiendo El mal de Montano.
El texto va trazando al mismo tiempo el dibujo autobiográfico de escritor-lector, de personaje-persona, estableciendo
el juego metaficcional entre realidad y ficción, entre los personajes reales y sus correspondencias literarias. El libro es Vila-Matas que,
al ponerse ante el espejo,
la imagen que ve en el cristal es la
literatura, solo la literatura. La literatura se mezcla
con la vida y a la vez influye
sobre ella, la está formando; es al mismo tiempo causa del mal, pero también
la única medicina:
Porque si algo
oscuramente persiguen estas páginas de diario que escribo
son la creación
de sí mismo y una mejora moral, que busco por medio del trabajo y la reflexión sobre la precaria
situación de mi vida, de la vida de los otros y de la vida de la
literatura, a la que tanto necesito para sobrevivir y que a comienzos de este siglo recibe como
nunca los furiosos asaltos de los enemigos de lo literario. (Vila-Matas 2009: 181)
3.4. Doctor Pasavento
El doble yo literario del
autor en esta novela intenta desaparecer,
ansía disolverse del grupo de los
shandys o raros que han dejado
de escribir o están enfermos por escribir, incluso acaba en la locura por querer desaparecer:
– ¿De dónde viene tu pasión por desaparecer?
Mi acompañante deseaba saber de dónde venía esa idea de desaparecer que tanto anunciaba yo en escritos y entrevistas, pero que no acababa
nunca de llevar a la práctica. […]
–Pues
no lo sé
–terminé al poco rato contestando–, ignoro de dónde viene, pero
sospecho que paradójicamente toda esa pasión por desaparecer, todas esas
5 Referencia a Bartleby y compañía.
Colindancias: Revista de la Red
Regional de Hispanistas de Hungría,
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Los límites de la ficcionalidad:
ejemplos de la autoficción en la
narrativa española actual
tentativas, llamémoslas suicidas, son a su vez intentos
de afirmación de mi yo
(Vila-Matas 2008: 11).
Se
trata de una especie de viaje
sin retorno al fin del mundo, al borde de un abismo que se convierte
en metáfora de la existencia.
El escritor suizo Robert Walser, encerrado en un manicomio cercano a Basilea, es el personaje cuya búsqueda representa
el hilo argumental. El escritor Pynchon, disfrazado de psiquiatra, el
doctor Pasavento, realiza un recorrido
de identidades y geografías
del escritor suizo como centro
de su propia aventura
personal, donde se confunde lo
real con lo inventado. En esta novela los lectores ya no
podemos saber cuál de los rostros
de su otro yo, que Vila-Matas
trae ante el espejo de su literatura, es verdadero y cuál fabulado. “En Doctor Pasavento el experimento del sujeto alcanza
a ser una metonimia de la Literatura” (Pozuelo Yvancos, en Heredia 2007: 385). Todos sus autores, reales o ficticios, con todas las identidades asumidas que han emprendido la aventura de la desaparición
o de la muerte, solo pueden
encontrar su salvación en la metamorfosis literaria, “su captura en las palabras, en la literatura, único
tesoro de aquella infancia lejana que la vida le ha respetado” (Pozuelo Yvancos, en Heredia 2007: 387).
3.4. “Tapiz que se dispara en muchas direcciones”
Vila-Matas se siente heredero y en íntima relación con un tipo de escritura
que no puede
calificarse como posmoderna sino más bien vinculada
a la tradición de la modernidad,
a las vanguardias narrativas.
Su inconformismo creativo tiene su ascendiente en la crisis moderna de las artes mimético-representativas, más que en la actitud irónica y lúdica del posmodernismo. Su poética es
una poética de la escritura
como mezcla de los géneros. Lo
híbrido meta y autoficcional
es un nuevo género de escritura, un “tapiz que se dispara
en muchas direcciones:
material ficcional, documental,
autobiográfico, ensayístico,
histórico, epistolar, libresco…”
(Ródenas de Moya, en Heredia 2007: 290). Él va componiendo una nueva imagen, un mosaico:
un
conjunto nuevo, un tapiz cosido de sus trazos plurilingüísticos, bordeando con él el vacío por el procedimiento de la elisión constante de una estructura,
y conjurando ese vacío precisamente porque al final se salva el principio
medular de la búsqueda, imagen
cabal del viaje, cifra viva de su creación. (Pozuelo Yvancos, en Heredia 2007: 404)
Vila-Matas ha encontrado en la práctica de la autoficción una de
las posibles salidas del agotamiento de lo literario posmoderno.
También ha mostrado la garantía que la novela no desaparecerá, sino que seguirá
disfrutando de una larga, saludable
y promiscua agonía (cfr. Ródenas
de Moya, en Heredia 2007:
296).
4. Soldados de Salamina, de Javier Cercas
Soldados de Salamina (2001) es un intento de novela histórica, de plausible ambigüedad ideológica, que recrea un episodio de la guerra civil española, el frustrado fusilamiento de Rafael Sánchez Mazas, al que el autor/narrador pretende dar verosimilitud
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mediante
la forma de reportaje y las recurrencias metaliterarias personales. El título hace alusión
al famoso episodio histórico de la antigüedad, la batalla de Salamina, en la que la flota griega venció a la persa.
La
novela se basa en una escena
de tremendo simbolismo, el encuentro de dos “soldados de Salamina”, dos soldados de bandos opuestos en la contienda española, que están frente
a frente, y el uno tiene en sus manos el destino del otro.
En ese momento crucial, se impone el valor ético, el perdón del ser humano (cfr. Cercas 2002: 102-104), que en el momento más irracional
es capaz de alcanzar una dimensión ejemplar:
Así, loca y confusa la encendida
mente, aguarda Rafael Sánchez
Mazas –poeta exquisito, ideólogo fascista, futuro ministro de Franco– la descarga que ha de acabar con él. Pero la descarga no llega, y Sánchez
Mazas, como si ya hubiera muerto
y desde la muerte recordara una escena de sueño, […]
–¿Hay alguien por ahí?
El soldado le está mirando; Sánchez
Mazas también, pero sus ojos deteriorados
no
entienden lo que ven:
[…]
este soldado anónimo y derrotado que ahora mira a ese hombre cuyo
cuerpo casi se
confunde con la tierra
y el agua marrón de la hoya, y que grita
con fuerza al aire sin
dejar de mirarlo:
–¡Aquí no hay
nadie!
Luego da media vuelta y se
va. (Cercas 2002: 103-104)
La esencia
de lo novelesco está aquí en los
acontecimientos reales, en la historia de la guerra civil española, en la
memoria colectiva. La novela es aquí
testimonio de vida real, de lo
que fue la tragedia
colectiva más grande de España.
Su modo de narrar también mezcla elementos de ficción y de realidad histórica como lo hicieron algunos
otros autores del pasado, por ejemplo Tolstoi, Proust o Flaubert. Pero
con Cercas, o con Vila-Matas,
su relato, su modo de narrar
autoficcional, pierde precisión
del límite de la frontera misma que en otros textos
se creía ser bastante
clara.
La
autoficción de Cercas además tiene un ingrediente
fundamental que la diferencia
de la de Vila-Matas: si en este la materia prima es la literatura misma, en aquel se trata de la mezcla de lo autobiográfico, lo histórico y lo inventado. En la novela mezcla lo real y lo inventado, lo
sucedido y lo imaginado, pero en su autoficción pierden claridad las fronteras entre todo ello; entreteje
la ficción con la autobiografía,
de forma que el límite entre lo histórico
y lo inventado se rompe no en el nivel de los hechos, sino
en su propia raíz, en el lenguaje:
En vez
de proponer una invención
en la que lo real se subsume, lo que
hace es ficcionalizar
la fuente misma del lenguaje, haciendo
que el origen mismo de la novela se vuelva
sobre sí, y pueda su escritura nivelar por tanto
lo que un novelista ha vivido y lo que
ha inventado. (Pozuelo Yvancos 2004: 283)
Nivelar en este caso
significa que la realidad y ficción se encuentran en el mismo nivel de historicidad y ficcionalidad. La ficción crea un mundo tan verdadero como
el de la realidad,
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ejemplos de la autoficción en la
narrativa española actual
y al revés,
toda ficción es tan real que
el lector la vive como si hubiese ocurrido de verdad. Cercas llama a esta poética
de narrar “relato real” (Relatos reales, 1999, y es
también título de un libro de cuentos en que ensayó esta
técnica). Como Unamuno en su nivola,
Cercas también aparece en su texto
como autor-narrador con algunas circunstancias de su vida real (aparece su nombre, el título
real de sus novelas, la amistad
con Bolaño, el conocimiento
con el poeta Andrés Trapiello y su
conversación con él sobre Sánchez Mazas y otros detalles). Todos esos indicios
de la realidad, junto a otros muchos, sean
históricos o inventados, construyen una novela verosímil que a la vez narra
la realidad y su propia construcción.
Así pues, lo que a continuación consigno no es
lo que realmente sucedió, sino lo
que parece verosímil que sucediera;
no ofrezco hechos probados, sino conjeturas razonables. (Cercas 2002: 89)
Cercas utilizó
la misma poética meta y autoficcional en su siguiente texto, Anatomía de un instante
(2009), que con su verosímil estético ofrece profundas reflexiones sobre la hibridez de los géneros
y los límites difusos de realidad y ficción (cfr. Rodríguez Díaz
del Real 2012).
5. Conclusión
Todos los
textos mencionados, tanto los de Enrique Vila-Matas como los
de Javier Cercas, y posiblemente
se podrían encontrar los de otros autores
de la narrativa española
actual, ofrecen su narración también como reflexión sobre la realidad, la ficción y sobre los límites de los géneros. Al tejer el nuevo tipo de narración, su “arte de multiplicidad” (Vila-Matas 2004:
186), como dice Italo Calvino, no es una historia de línea recta, sino
un cuento sin fin, un “cuento
de nunca acabar” (Vila-Matas 2004: 186), que según Laurence Sterne:
tendrá, además, diversos
Relatos que compaginar:
Anécdotas que recopilar:
Inscripciones que descifrar:
Historias que trenzar:
Tradiciones que investigar:
Personajes que visitar. (Vila-Matas 2004: 187)
Enrique
Vila-Matas y Javier Cercas
han intentado buscar la salida de la opacidad narrativa en que se ha encontrado la novelística posmoderna con la mixtura de referentes
históricos con referentes imaginarios. El callejón cerrado se ha abierto al inicio del nuevo
milenio. Y tiene razón Antonio Tabucchi cuando dice:
Tal
vez el problema se plantee hoy en otros términos:
dicen que estamos envueltos por una red global, una red de la que no se puede
escapar. Pero las redes están hechas
también de agujeros. Quizás alguno de nosotros está buscando
los agujeros, con silencio o con las palabras oportunas en el momento justo. (Chrisostomidis, en Heredia 2007: 201)
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El
silencio en el camino de la
autoficción parece ser una
clara propuesta. Como
Cervantes que con su risa, su ironía,
que es su
propuesta de silencio, generó más interrogantes
que respuestas, Vila-Matas y Cercas proponen el silencio como límite de su narración, de su palimpsesto, de su escribir borrando,
que se va convirtiendo en
el motivo central de la escritura:
Camina, preserva,
ora y calla, que donde no hallarás
sentimiento, hallarás una puerta para entrarte en tu nada, conociendo que eres nada, que puedes nada, ni aun tener un buen
sentimiento. […] no mires nada, no desees nada, no quieras nada, ni solicites saber nada, y en todo vivirá tu alma con quietud y gozo descansada. (Molinos, en Saldaña Sagredo 2013: 175)
Los
escritores que se encuentran ante una realidad raspada, desaparecida, disimulada, renuncian a su ficción, la deconstruyen y la escriben en la
vida. Están “bailando en los límites de la ficción” (Navarro Casabona 2008:
146).
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[26/03/2013]
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